La provincia ha pasado de contar con 18.131 a finales de 2003 a 56.783 en 2007 Todos residen de forma legal y más de la mitad tienen como procedencia la UE.
Publicado en Ideal el 07/02/2008.
El número de ciudadanos extranjeros que residen legalmente en la provincia de Granada ha experimentado un extraordinario crecimiento en el último cuatrienio (2003-2007), al pasar de 18.132 personas computadas a nada menos que 56.783 al cierre del pasado ejercicio. Es decir, los ciudadanos que no tienen nacionalidad española -comunitarios y no comunitarios- y que residen en cualquier punto de la geografía provincial, suman hoy tres veces más que hace tan sólo cuatro años atrás. Los datos que obran en poder del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales reflejan con nitidez que este colectivo de personas incrementa cada año que pasa su estancia legal en el territorio de Granada, como también lo hace en el resto del país aunque en menor proporción. Así, si al finalizar 2003 la cuantía de extranjeros que vivían en España de forma legal alcanzaba 1.647.011, al término del pasado año sumaba 3.979.014. Cifra ésta que equivale a multiplicar casi por dos veces y media la primera. La diferencia comparativa salta a la vista.
Si se analizan pormenorizadamente las tablas estadísticas del departamento que dirige el ministro Jesús Caldera, se puede apreciar que del total de ciudadanos extranjeros que viven en Granada, algo más de la mitad (29.930) proceden de países miembros de la Unión Europea. De nuestros socios comunitarios. Por tanto, tienen una serie de derechos y ventajas con respecto a los que han llegado de cualquier otra parte del globo más que notables.
Clima y seguridad
Por lo pronto, su estancia permanente tan solo precisa de un certificado de registro por el cual, el Gobierno conozca su presencia en España. Pueden empadronarse, votar en cualquier comicio electoral y desplazarse con libertad sin pasaporte. Para los restantes extranjeros es necesaria una tarjeta de residencia en vigor que acredite su estancia legal en nuestro país. En caso contrario, se arriesgan a ser expulsados de forma fulminante.
Es preciso resaltar también que muchos de nuestros ‘compatriotas comunitarios’ viven en España, especialmente en las zonas más cálidas del país, atraídos precisamente por su benigna climatología, por su todavía aceptable carestía de vida en función de sus ingresos anuales. También por la tranquilidad y confianza de que gozan en numerosos apartados de la vida cotidiana: desde la asistencia sanitaria -en muchos casos, superior a la de su país de origen- a la protección jurídica de cuantas inversiones realizan.
De todo lo anterior es fácilmente deducible que muchas de estas personas -el Ministerio de Trabajo no ha hecho público este dato- no sean trabajadores en activo, sino jubilados que al término de su vida laboral optan por residir en un país mediterráneo como España. Y más en concreto, en una provincia como la granadina en la que encuentran zonas tan diversas para instalarse como preferencias puedan tener al respecto por un tipo de vida u otro.
Sin embargo, también hay importantes excepciones. Como la del colectivo de rumanos, cuya presencia destaca por sí misma. Estos ciudadanos europeos suman 12.246 y se han instalado en Granada por el ‘efecto llamada’ de los primeros compatriotas asentados en esta provincia. A nadie se le escapa que conforman un grupo muy compacto y que su principal objetivo es mejorar las condiciones de vida de su país de origen. Para ello, el principal camino es la consecución de un contrato de trabajo.
Por lo que a los ciudadanos no comunitarios respecta, todos los que son originarios de países que no pertenecen a la UE, configuran un colectivo de 26.853 personas. Siempre con datos de 31 de diciembre pasado. En este caso, la mayor parte de ellos suman a la tarjeta de residencia en vigor un contrato de trabajo. O lo que es lo mismo, se encuentran en España y en Granada, para ocupar un puesto de trabajo que les permita unos ingresos regulares y en buena parte de los casos, la reagrupación familiar a medio o largo plazo.
En este caso, el incremento también ha sido muy destacable, pues de los 8.995 ciudadanos no comunitarios que residían al término de 2003 en cualquier población granadina, hemos pasado al número antes mencionado. Éste se ha triplicado igualmente.
Los países de origen de este colectivo de extranjeros no comunitarios son muy diversos. Hay que resaltar que vienen de los cinco continentes del globo, aunque en proporciones muy diferentes según se trate de una parte del mundo o de otra. El hecho es que la Europa no comunitaria tiene una representación muy exigua, tan sólo 1.365 ciudadanos, de los más de la mitad (821) son rusos. Por lo que al continente africano respecta, aglutina por sí sólo 11.159 extranjeros. En este caso, la presencia mayoritaria es de marroquíes, con 9.054 censados.
Iberoamérica
Si saltamos a Iberoamérica, este continente tiene también una elevada representación en Granada, con 11.929 personas. En este caso, son varios los países que aportan un buen número de ciudadanos extranjeros al cómputo total: Argentina (2.309), Bolivia (1.754), Colombia (2.481), Ecuador (2.826) son casos más relevantes. Parten con la ventaja de conocer el idioma. De América del Norte, la presencia es muy escasa: 320 estadounidenses y 46 canadienses. Asia participa con un colectivo pequeño de 2.007 extranjeros de los que la mitad proceden de un único país, como es China. Oceanía, por su parte, tiene una presencia meramente testimonial.