Granada, el Albayzín y el turismo cultural

Publicado en Ideal el 08/02/2008.

José Ramón Jiménez Cuesta. Ciudadanos por Granada.

Las noticias publicadas en los últimos días sobre la situación del Albayzín no dejan de ser preocupantes y creo deberían de obligar de manera definitiva a las Administraciones competentes a solucionar tantas carencias en dicho barrio, más aún cuando se está preparando la celebración de un acontecimiento, el Milenio, en el que las cuestiones culturales han de ser un eje central, ya que ha quedado claro que dicho acontecimiento no está vinculado a las obras de infraestructura prometidas y que han de finalizar con anterioridad.

El turismo cultural será una referencia esencial del turismo de Granada y su provincia, más aún cuando la evolución de las condiciones climatológicas apunta de manera desfavorable a otra de nuestra joyas, Sierra Nevada. Ya es difícil encontrar un año en el que las precipitaciones (aún con la ayuda de la innivación artificial) permitan abrir la mayor parte de la temporada a plena capacidad en cuanto a kilómetros de pista.

En este contexto, todos los granadinos debemos entender que el Albayzín no es un barrio como los demás. El Albayzín guarda un elevado y muy valioso patrimonio histórico y para que podamos convencer a los turistas de que permanezcan en nuestra ciudad y no visiten sólo la Alhambra, es necesario tener un Albayzín recuperado y con una población que lo habite en las mejores condiciones. No sirve de nada que algunos monumentos y edificios notables se conviertan en hoteles y apartamentos si el albaycinero de a pie no puede vivir con comodidad o los edificios y calles se deterioran dramáticamente haciendo la estancia en dicha barrio incompatible con una vida normal. El Albayzín sólo puede resucitar y mantenerse si la población que vive y permanece en él lo hace en condiciones adecuadas. Los turistas que visiten dichos hoteles, aunque fundamentales, no pueden garantizar la supervivencia del barrio. En este punto, un detalle importante juega contra el barrio. Si descontamos el Sacromonte y Haza Grande, no viven en el Albayzín ni casi 9000 personas. No dan para un concejal; como mucho, pueden influir en los cocientes últimos que reparten nuestros concejales según la ley electoral. Nuestros políticos de todos los partidos lo saben bien, por eso tantas y tan reiteradas inejecutadas promesas sobre dicho barrio. Difícilmente se atrevan a incumplir tanto en barrios populosos como el Zaidín, Chana o distrito Ronda, dichos barrios perdonarían algunas promesas pero no tantas como perdona el Albayzín, a pesar de que dicho barrio cuenta con el incansable trabajo de algunas de sus asociaciones de vecinos.

OTRAS cuestiones juegan también en contra del barrio. Si paseamos por el centro histórico de nuestra ciudad, y vemos algunas de las calles que forman barrios como San Matías y la Magdalena, se observa que aunque todavía tengan zonas deterioradas, la iniciativa privada lentamente los va arreglando. Uno de los pocos efectos colaterales positivos de la subida de la vivienda en estos tiempos es que rehabilitar un bloque de varias plantas en el centro, aunque muy caro, es ya rentable. No sucede así en el Albayzín, no hay tanta edificabilidad. No es el Albayzín, afortunadamente, lugar para rehabilitar o construir un edificio de cinco plantas, pero ello hace que actuar sobre pequeñas casas de familias no pudientes sea realmente un problema de financiación sin ayuda pública.

Por otro lado, tanto patrimonio histórico, es algo irreal, difícilmente lo pueda visitar un turista. ¿Cuántas casas moriscas pueden visitarse?, ¿cuántos cármenes?, ¿Iglesias y conventos? Afortunadamente, los aljibes y alminares de San José y San Juan de los Reyes están en la calle y se pueden ver. Aunque algunos monumentos como el Bañuelo están abiertos al público por las mañanas de martes a sábado, las tardes y los días de fiesta que es cuando los turistas y los granadinos tienen libre para ver sus monumentos, es casi imposible ver algún espacio singular. Es curioso ver los fines de semana a los turistas con sus guías en las puertas de los monumentos sin poder acceder a ellos.

Lo que sí tienen los turistas oportunidad de ver es espacios monumentales como el aljibe de la Gitana y alrededores llenos de coloridas pintadas de ‘graffitis’ que causan la más absoluta repulsa y estupor al verlos. En este tema, la desidia de las autoridades para multar es total. Por favor, los ‘graffitis’ en otras zonas de la ciudad y de manera regulada. No puede ser arte ni artista el que ‘ejecuta su arte’ destruyendo y pintando sobre restos centenarios de nuestro patrimonio histórico.

También es importante señalar que, a veces, es mejor cuidarse de la Administración en sus actuaciones. Por ejemplo, contrasta la excelente restauración del carmen del Aljibe del Rey con el proyecto de rehabilitación y regeneración de la muralla de San Miguel y entorno. Al final, sólo ha quedado la desacertada incorporación de un lienzo moderno a la muralla con un entorno que continúa absolutamente degradado. Además, y aunque no se refiere al Albayzín, pero sí a nuestro patrimonio islámico, sorprende la decisión del ‘conjunto administrativo’ Ayuntamiento-Junta de Andalucía (van juntos de la mano en este tema con casi 20 años de historia) de no continuar con las excavaciones y puesta en valor de restos del Cuarto Real de Santo Domingo. Parece increíble que dos equipos científicos diferentes, los arquitectos de la Escuela de Estudios Árabes, Antonio Almagro y Antonio Orihuela, e investigadores del Grupo de Historia y Arqueología del Reino de Granada (con Alberto García Porras y Antonio Malpica) que han trabajado en el recinto, lleguen a dicha conclusión y gente que no ha visto siquiera las excavaciones decidan proponer un proyecto que deja enterrado la mayor parte del monumento. Algún día nos gustaría escuchar en un acto público a los responsables del Ayuntamiento y de la Comisión de Patrimonio de la Delegación de Cultura explicar su decisión.

CREO que todos debemos ser conscientes que en la rehabilitación del Albayzín, está en juego nuestra identidad como ciudad y nuestro futuro turístico. Si hay que mirar con optimismo los años que vienen, desde estas letras pedimos a los responsables que están preparando el Milenio que sitúen en el centro de su debate un objetivo con total prioridad: la mejora del Albayzín para la vida de sus vecinos y la recuperación y apertura al público de ese delicado patrimonio que atesora y que es el alma de Granada. En este caso, hay que pensar en los 9000 vecinos y monumentos del barrio más bello del mundo y no en los votos o concejales que aporta.

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