Sr. Director:
El pasado 24 leíamos con interés en IDEAL el artículo ‘Siete razones económicas para exigir un AVE soterrado en su acceso a Granada’, firmado por J. Alberto Aragón Correa, catedrático de Organización de Empresas de la Universidad de Granada, y se destacaba una frase como síntesis de una acertada opinión y que seguramente suscribirán muchos granadinos: “Una obra como ésta implica una oportunidad relevante para hacer mejoras importantes en una ciudad y una ocasión para que los dirigentes políticos dejen una huella histórica en la ciudad”. El autor del artículo es consciente de la importancia de la inversión, “pero los beneficios económicos extendidos en el tiempo pueden compensar el esfuerzo”. Me permito recomendar su lectura o relectura, si hiciere falta. Merece la pena, sobre todo para poner sosiego y huir de prisas cuando sufrimos la peor de las lentitudes. Hace 27 años que se inauguró el AVE de Sevilla. Son muchos años de ventaja.
Dos días después, el 26, PSOE, IU y ‘Vamos, Granada’ pedían que se parase la ‘primera fase’ del AVE para soterrarlo. Porque en la mente de todos está que de no soterrarlo ahora, jamás se llevará a efecto ese proyecto. Por eso Murcia ha conseguido ya el acuerdo, y “mientras duran la obras de soterramiento, está previsto construir una vía provisional, paralela a la actual, para que puedan seguir circulando los trenes mientras se desarrollan las obras. Las tres administraciones se harán cargo del coste”. Es lo menos que pueden hacer unos representantes políticos por su tierra. Javier F. Barrera en su blog ponía una guinda de humor amargo por esta circunstancia y daba la noticia de que “El Gobierno vasco presenta un proyecto para soterrar el tren de alta velocidad y liberar 90.000 metros cuadrados en el corazón de la villa, con un coste inferior al de Fomento”.
El Alcalde Torres Hurtado ha tachado de “irresponsable” la solicitud de algunos partidos políticos y colectivos vecinales ‘de paralizar ahora las obras de integración del AVE en la ciudad para acometer directamente el soterramiento de las vías, pues conllevaría un retraso de “siete u ocho años” en la puesta en marcha de la infraestructura’. Considera que “esta fase transitoria estaría acompañada de una ‘lucha’ por el soterramiento”. Demasiado tarde se llega con esta reflexión. A estas alturas los argumentos de ‘provisionalidad’ no son creíbles. Murcia lo sabía y ha actuado en consecuencia. Granada debe seguir ese ejemplo y no olvidar las razones del profesor Aragón Correa.
¿Y todavía nos preguntamos por qué Granada no ha tenido carteras ministeriales desde tiempo inmemorial? Ya se ha visto con claridad que nuestra tierra no tiene los defensores que se merece. Por eso, ante la situación de un AVE disparatado en su recorrido y rebajado en sus ochenta kilómetros en dirección Granada, con una entrada que no aceptarían jamás ni Sevilla ni Málaga, y con una estación, decimonónicamente hermosa, pero inadecuada para una ciudad de la importancia de Granada, y ante tantas otras situaciones incomprensibles, cabe preguntarse: ¿qué ocurre con Granada?
Atentamente,
Remedios Roldán Ávila. Ciudadanos por Granada