Publicado en Ideal el 18/06/2007.
Remedios Sánchez.
El gran acontecimiento político de la semana no ha sido que el PSOE no vaya a gobernar en Canarias ni en Baleares (mal pintan las cosas), que en Navarra se planteen aliarse con Nafarroa Bai, que Carmen Calvo se haya comprado medio fondo de armario nuevo o que el Congreso se plantee endurecer las sanciones en materia de Seguridad Vial; el evento político ha sido que las cámaras televisivas han pescado a Rajoy y a Zaplana ‘off the record’ en la reunión previa del Grupo Parlamentario a la Sesión de Control al Gobierno hablando de sus cosas, que son las de varios millones de españoles, y confesando paladinamente que la pregunta que el líder de la oposición iba a hacer esta semana a ZP era ‘absurda’. La noticia y las palabras de don Mariano, claro está, salieron en todos los medios de comunicación pro-gubernamentales, que no está la situación como para desaprovechar oportunidades después de las meteduras de pata con De Juana Chaos, Otegi y compañía. Salió también en los anti-gubernativos, pero, eso sí, con otro matiz y mínima trascendencia, que no es cuestión de fastidiar más la estrategia de una oposición desnortada que con intervenciones como esta (aunque sea ‘off the record’ o fuera de micrófono, que ya está bien de imitar a los anglófonos) dan la medida de sus posibilidades y de sus ideas si llegan a La Moncloa.
No me preocupa excesivamente que el líder del PP haga preguntas absurdas a José Luis Rodríguez Zapatero. Como es cosa frecuente, ya lo sabe media España: en cuanto lo sacan del monotema ‘terrorismo’, don Mariano se aturulla, se empantana y echa por la calle de en medio inquiriendo cosas variopintas y curiosas que se responden con demagogia simple y barata. Sin que tenga que despeinarse ZP. Lo que sí que resulta más alarmante es que él sea consciente de que va a preguntar una soberana soplagaitez, que lo haga como si esa fuera su obligación y que, además, después Eduardo Zaplana, entre risas, le quite hierro al asunto aduciendo que podía haber sido peor, que podían ‘haberse colado cosas peores’. Cabe preguntarse si es que aquí, los próceres de la patria, andan por los pasillos ejerciendo de pisaverdes novecentistas de novelón por entregas sin tener ni idea de qué va su trabajo. Total, que parece que o los políticos no dicen lo que piensan o no piensan lo que dicen. O ambas cosas, que también puede ser visto lo dicho por Rajoy, lo que resultaría todavía peor para este país sainetesco que todavía se llama España.
Por esto fue una experiencia interesante y nada ociosa enfrentarlos al ciudadano de a pie, ése que sabe lo que vale un café y que tiene un sueldo que apenas cubre sus necesidades básicas. El que no se sienta en los sillones del Congreso pagados por todos a ver pasar el tiempo rezando para que le renueven la siguiente legislatura. En el programa de la Primera ‘Tengo una pregunta para usted’, sin preguntas preparadas o ilógicas, hace un par de meses estuvieron ZP y Rajoy mucho más sensatos, avispados y prudentes de lo que acostumbran. Algunos pensamos que les serviría ése baño de realidad para trasladarlo luego a sus altas esferas, a sus altas empresas ideológicas. Como siempre, nos habíamos equivocado porque aquí, a no ser que se les obligue, nadie se sale del guión, aunque el guión sea ridículo. Si seremos ilusos