Publicado en Ideal el 24/09/2007.
Remedios Sánchez.
Tiempo ha costado, pero al fin sabemos para qué nos sirven algunos de los nombres clave, de los altos cargos que Andalucía tiene allá en el Senado, en la cúpula del invento en que muchos quieren convertir España. Su trabajo, su misión principal es revitalizar los sueños, mantener vivas las ilusiones de la cándida ciudadanía. La última demostración del arte que ponen en su labor los prohombres de la patria granadina son las declaraciones y el artículo del senador Manuel Pezzi prometiendo que la autovía de la Costa hasta Motril estará acabada para el próximo verano. O sea, que si estamos en 2007 y me salen las cuentas (una es que es de Letras como el señor Pezzi), en 2008 iremos a la playa tan ricamente y sin el rosario eterno de atascos y caravanas que acumulan estrés. Tras estas aseveraciones fundadas -según D. Manuel- en «datos contrastables, no elucubraciones», a una, que es una seguidora de Pezzi de toda la vida porque es un tipo que anima el cotarro y que le da vidilla a la cosa pública, le queda la duda de si el senador es un optimista soñador que vive en un universo paralelo ajenado de la realidad granadina, un ingenuo, o, simplemente, un chusco político profesional ejerciendo de demagogo (léase caradura). De si va o si viene, en este teatro del mundo que es la política.
Manuel Pezzi, ese chico irónico y pícaro de ojos azules que parece que nunca ha roto un plato, está ejerciendo de Adolfo Suárez, pero no del Suárez brillante, sino de aquél señor del CDS, que decía lo de «puedo prometer y prometo». La diferencia es que Suárez pasará a la historia de España por su etapa inicial como primer presidente democrático y se olvidará ese período grotesco, oscuro y bufo, mientras que a Pezzi, si somos coherentes, sí se le pasará factura -o por lo menos así debería ser- si no cumple su promesa basada en «hechos y datos contrastables, no elucubraciones». Funda su convencimiento D. Manuel en que hay contratos con las empresas con fechas de finalización, sin querer acordarse de que en España un contrato vale lo mismo que una quiniela no premiada un lunes por la mañana (y si no, que se lo pregunten a los vecinos de Santa Adela) o que el acta notarial que firmó el PSOE prometiendo que la citada autovía estaría para el 2004 ó 2005. Es decir, nada.
De la palabra de un político hay que creer pocas cosas, especialmente en período pre-electoral, porque ya conocemos las artimañas que unos y otros usan, pero es que con estas declaraciones Pezzi ha rizado el rizo, ha hecho un triple salto mortal y sin red cuando no había necesidad de tanto, pues está claro que los granadinos ya nos hemos acostumbrado a ser ciudadanos de quinta (que no de la Tercera Modernización de la que algunos hablan, porque todavía no hemos olido la Primera), a hablar siempre de los perpetuos retrasos en todo y a convivir con los simpáticos conos que, conscientes de su popularidad, hasta le conceden entrevistas al amigo Cárdenas, el de la fotillo de arriba de los jueves, que es un periodista con imaginación, guasa y suerte. Si Pezzi acierta será la última vez que los conos protagonicen el verano. De todas maneras, yo aventuro que, con las elecciones de marzo superadas, Pezzi dirá digo donde ahora dice Diego, hablará de confusión de fechas y datos, culpará a la prensa y volverán los conos a la autovía, como golondrinas becquerianas al jardín. Tan claro lo tengo que, a pesar de los atascos que ya me figuro, estoy dispuesta a apostar con ese político de raza y nómina que es don Manuel una mariscada en Motril en agosto de 2008. ¿Hace, senador?