Publicado en Ideal el 22/06/2009.
Cinco jóvenes arquitectos de Granada comparten sus soluciones para el ferial.
Uno a uno proponen ideas que implican un debate profundo para saltar la circunvalación.
Negro futuro tiene una ciudad que ni tan siquiera se pone de acuerdo para divertirse. Hablamos de Granada, una ciudad cuyo recinto ferial se ha convertido en un problema enquistado ante la falta de consenso entre los grupos políticos. Los arquitectos y urbanistas lo tienen mucho más claro. Un grupo de jóvenes profesionales dedicados al ejercicio libre de la Arquitectura lo demuestra. Se ha puesto a pensar el Ferial de Granada a propuesta de este periódico y ha compartido sus ideas con nuestros lectores.
EN ALMANJÁYAR
Un espacio lúdico todo el año.
Francisco Álvarez Lloret tiene 32 años, cuatro de ejercicio, se está doctorando y es el secretario de la Comisión Instructora del Colegio Oficial de Arquitectos de Granada, la que se ocupa de la deontología profesional. El encuentro se desarrolla en la magnífica sede de los arquitectos y Francisco aparece con su Moleskine bajo el brazo. En cuanto abre su agenda cobran vida ideas convertidas en dibujos. Mola.
«La reflexión no es tanto ‘dónde’ tiene que ir el ferial sino el modelo de feria al que aspiramos». La frase me cae pese al calor que hace como un jarro de agua fría y pienso que se me acaba de terminar el reportaje. ¡Qué va! Sólo acaba de comenzar y promete ser mucho más interesante que el planteamiento original. «No puedes comprarte un piso si no sabes ni con quién vas a vivir ni dónde vas a trabajar», se explica. «Con la ubicación de la feria del Corpus sucede lo mismo. Lo importante no es el espacio ni su ubicación sino cómo usarlo», reflexiona.
Francisco resume que al principio el modelo fue el de una feria familiar, «la que se celebraba en el Paseo del Salón». Llegaron los columpios, más gente quiso divertirse y poner casetas y tuvo que saltar a la periferia, a Almanjáyar. Hoy, hemos vuelto a cambiar: «Ya hemos dado el paso necesario para comprender que una feria no tiene por qué tener un uso único y, además, de tan sólo una semana al año». También se fija en una serie de consecuencias del crecimiento de Granada: «Ha pasado de ser una ciudad media a ser una ciudad metropolitana que debe prestar servicios». Y recuerda también «que ni el mítico Festival del Zaidín tiene ya un lugar para poder celebrarse». Francisco detalla para terminar su razonamiento que el recinto ferial de Almanjáyar ocupa 150.000 metros cuadrados, «lo que supone una extensión similar a cincuenta plazas como Bibrambla». La propuesta entonces queda revelada: «El modelo de feria para Granada no es una necesidad. Es una aspiración. Necesitamos algo que sea mejor. No una simple feria… No un simple recinto. Mi propuesta es una plataforma donde todo pueda ser posible a cualquier hora cualquier día del año. No podemos dejar que los caseteros monopolicen la idea del ferial. Por eso creo que la feria actual, entendida como un equipamiento de ocio para todo el año sería un buen planteamiento, teniendo en cuenta que el recinto en Almanjáyar ya ha sido asimilado por la ciudad. Almanjáyar solo tiene bloques de viviendas y no ofrece zonas de servicios». Esta visión permitiría con un equipamiento ‘de quita y pon’ celebrar desde conciertos hasta la misa de beatificación de Fray Leopoldo y, por supuesto, tener el Corpus en paz.
EL LABERINTO JURÍDICO
POTAUG, PGOU, PP y PSOE
Juan Carlos García de los Reyes cuenta satisfecho que este 2009 celebran 25 años de la creación de su estudio de arquitectos, que cuenta con unos cuarenta profesionales y muchos proyectos importantes en cartera. El estudio impresiona por su línea clara, forrado en madera por doquier. Le digo que le falta sustituir el pecé de la entrada por un Mac de Apple y que entonces quedaría como un guante. Juan Carlos sonríe, aparta la idea con un manotazo al aire y dice: «Javier, al lío».
Juan Carlos se define como «arquitecto y urbanista» y que para responder a la pregunta en cuestión hay que plantearse tres: «¿En qué punto legal está? ¿Qué necesita el ferial? ¿Qué necesitan los ciudadanos? «El punto de vista legal es fundamental», comienza. «Primero veremos cuáles son las obligaciones y si existen. Luego, si queremos o podemos cambiarlas». Juan Carlos se acelera y comienza a salpicar la conversación con datos: «El POTAUG (Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Granada) se aprobó hace diez años por consenso de todos y estableció una reserva de suelo para equipamiento supramunicipal (es decir, metropolitano) de 400.000 metros cuadrados. El PGOU del PSOE (Plan General de Ordenación Urbana) de Granada los redujo a 250.000 (100.000 metros cuadrados más que el actual recinto de Almanjáyar). El lugar elegido fue Bobadilla, entre la vía férrea y la futura autovía de Córdoba que circunvala Maracena-Atarfe y Pinos Puente. La antigua carretera de Málaga atraviesa este gran espacio».
Todo parecía felizmente resuelto hasta que el alcalde socialista José Moratalla perdió las elecciones municipales y el equipo de José Torres Hurtado llevó al Partido Popular al Ayuntamiento de Granada. El PP rechaza Bobadilla y propone la Vega. Neptuno primero y la Vega Sur, junto a la carretera de Huétor Vega, después. La acción conjunta de la oposición municipal, los vecinos y los ecologistas -con la cierta ayuda de la Junta de Andalucía de negarse en rotundo a aprobar una modificación del PGOU del PP- enquistan el asunto del ferial. El remate viene con la redacción del nuevo PGOU que propone el Partido Popular y que se encuentra en estos momentos en un limbo administrativo (léase bloqueado y en suspenso). El recinto ferial no aparece por ningún lado en la propuesta del Partido Popular. Increíble pero cierto.
Juan Carlos García de los Reyes retoma su discurso por la cuestión número dos. ¿Qué necesita el ferial?: «Tiene que ser fácil de llegar. Tiene que disponer de una infraestructura y de un grado de urbanización suficiente para soportar la actividad frenética que supone el Corpus. También tiene que ser un recinto cercano al Área Metropolitana, porque el Corpus es su feria». Más. «Se tiene que apoyar en las autovías existentes y en las futuras. Es impensable que no llegue a estar conectado con el metro y no puede permitirse que resulte obsoleto a corto plazo».
EN BOBADILLA
Un recinto magnífico y de futuro.
Llegamos a la tercera cuestión. Afirma Juan Carlos que Granada y su Área Metropolitana necesita que la feria sirva para muchas actividades al año: «Un parque, un espacio que no sea un erial y que pueda ser utilizado para practicar deporte, como botellódromo, un aparcamiento que dé acceso a la ciudad, para mercadillos…».
Juan Carlos García de los Reyes considera que el emplazamiento previsto en Bobadilla «es magnífico» por muchísimas razones: «Está en una de las puertas de Granada, está también en el centro geográfico del Área Metropolitana, la línea del metro pasará muy cerca, tiene como límite una vía del tren y tendrá la autovía de Córdoba, que ya está prevista en todos los planes posibles». La Bobadilla, entonces, es opción clara.
¿PUEDE HABER ALTERNATIVAS?
El mito del salto a la Vega.
¿Puede haber alternativas? Se pregunta Juan Carlos García de los Reyes. Francisco Álvarez Lloret, tras decantarse por Almanjáyar, tampoco se ha olvidado de mencionar «el eterno dilema de ocupar la Vega y saltar la circunvalación» no sin antes reconocer que «merece una reflexión serena».
Sergio Ramírez y Luis Aparicio, jóvenes arquitectos hijos de grandes arquitecto se van a atrever a dar el salto con ideas que también parten de la reflexión inicial sobre el modelo de ferial al que se aspira. Adelanto ya que van a terminar con propuestas convergentes y permanentes que destrozan el modelo del erial abandonado 51 semanas al año y hacen añicos la moda del ferial rectangular.
Charo Pérez Oramas, arquitecta del estudio García de los Reyes recoge el testigo que le ofrece Juan Carlos y se prepara para desgranar otra propuesta. Recorre los planos con un lápiz en mano que se mueve como en las películas lo hace el vaso de la ‘oui-ja’ impulsado por algún espíritu venido del más allá hasta llegar a cuatro letras: V-E-G-A. Me temo que ya la hemos liado.
«¿Puede ser un parque de transición entre la ciudad de Granada y la Vega que recupere la fachada de Granada? se pregunta Charo bajo la aquiescencia de Juan Carlos García de los Reyes. ¿Cabe un ferial si reservamos espacio a lo largo de las distintas autovías (las existentes y las proyectadas)? A esta idea la bautizan como ‘espinas verdes’ y se preguntan ¿cabe aquí el ferial? Insisten. ¿Puede ser un espacio lineal entre por ejemplo Méndez Núñez y Neptuno? Al final, la propuesta: ¿Podría ubicarse en la Vega un parque público con distintos usos y que uno de ellos sea el ferial? Continúan las preguntas. ¿Podría ser este parque una membrana que por ósmosis dejara pasar la ciudad de Granada al Área Metropolitana y al revés gracias a la Vega y su parque? Y la imagen. ¿No tienen las ciudades del litoral un paseo marítimo? ¿No podemos contar en Granada con un paseo verde que cumpla esta misma función y que renueve totalmente la fachada de la ciudad de la Alhambra?
Termina. ¿Cómo hacerlo? Primero se necesita un acuerdo político como el que alumbró el POTAUG para que se revisara precisamente este mismo plan. Luego un plan especial para la Vega que recogiera las acciones que se pretendan acometer como por ejemplo, «un centro de interpretación de la Vega», remata Juan Carlos García de los Reyes.
EL FIN DEL RECTÁNGULO
La feria entendida como un recorrido.
Luis Aparicio desayuna plácidamente en el Realejo. Viene de nadar y la mañana es todavía fresquita. Rápidamente convierte la mesa de la terraza en un croquis para explicarme con la taza, la cucharilla, el vaso y el cenicero sus pensamientos: «Ni la Feria de la Cerveza de Munich ni la Feria de Sevilla están utilizadas todo el año. Todos los recintos de este tipo que conozco son básicos, ni siquiera tienen los cables enterrados…»
Luis bebe café, recapacita, se concentra: «Si se quiere cambiar el modelo de implantación en el suelo se cambia el modelo de feria. Tiene que posibilitar una actividad a lo largo del año y que no sea un terreno desértico todo el año. La propuesta de un espacio para el ferial no es solo si va aquí o si irá más allá. Lo importante es el uso que le vas a dar. Por tanto, trasladar el ferial de Almanjáyar no debe ser nunca un problema. Una vez seleccionado el lugar la clave no es solo el proyecto de diseño sino el uso del espacio y el reto de lograr una actividad permanente».
Las propuestas de Luis Aparicio recogen el tono de las anteriores: lúdicas, de ocio, deportivas, artesanales… «una feria totalmente distinta a la de la castañuela y del tíovivo que podría desarrollarse cada fin de semana, con talleres, exposiciones y que una vez al año será el Corpus». Una vez establecido un modelo de uso del suelo, «la feria puede romper su concepto rectangular y ya podrá ubicarse en cualquier lugar sin problemas. Incluso, en otra localidad que no sea Granada. Puede diseñarse como un recorrido lúdico donde la gente va trasladándose de un lado a otro sin problemas y disfruta de las actividades planteadas».
ESPACIOS DE LIBERTAD
El ejemplo holandés.
Sergio Ramírez es un tipo grande que se baja de una moto pequeña. Me espera en el bar donde nos aprestamos a tomar café. Se ha pasado un par de días dándole vueltas a la cabeza para encontrar una buena propuesta. Lo tiene bastante claro. Junta las manos, se echa hacia atrás en la banqueta y dice: «La idea del ferial está obsoleta. Para empezar, hoy estamos carentes de espacios para colocar nada. Pensar en un terreno que se utiliza una semana al año no es demasiado sensato». Como se va viendo, estos arquitectos tienen bastante claro que hay que diseñar, al menos, un nuevo modelo de ferial para superar el actual bloqueo, me da por pensar.
Sergio Ramírez va a resultar al final una persona de grandes ideas que cristaliza en frases intensas. Para empezar unas preguntas retóricas: «¿Es la Vega intocable? ¿Por qué la Vega es intocable? Sergio se responde con sencillez: «Hay que ‘tocar’ la Vega. Hay que saltar la circunvalación. Pero no para construir la ciudad que ya existe sino para hacer la ciudad que no tenemos. La Granada de espacios verdes, la de la Vega para el deporte y para el ocio donde cabe un ferial. Un ferial bien entendido».
Para entender bien lo que Sergio entiende por «bien entendido» -permítanme el juego de palabras-, «nada mejor que un concurso de ideas que responda al siguiente planteamiento: «¿Qué se puede hacer con un espacio que se utiliza una vez al año?». Y es entonces cuando el intelectual que todo arquitecto lleva dentro filosofa: «Hay en España una sociedad muy desarrollada, la catalana, que está ejerciendo una furibunda persecución contra la prostitución. Se multa en Barcelona incluso a quien requiere estos servicios».
«Pero hay otra sociedad más avanzada aún que la catalana que tiene autorizada la prostitución y facilita que esta profesión tan antigua y tan demandada se pueda realizar en condiciones fiables y seguras». Sergio se refiere a Holanda. Por eso, propone que el nuevo recinto pueda convertirse «en un putódromo», donde en condiciones de vigilancia y seguridad la prostitución, afectada ahora por la ordenanza municipal que prácticamente la erradica de las calles de Granada, pueda tener su lugar de encuentro. «La reflexión es que la generación que manda parece querer coartar la libertad que nosotros disfrutamos. Hay que buscar lugares para que los jóvenes se diviertan y puedan hacer botellón, hacer deporte o tumbarse y soñar».
Negro futuro tiene una ciudad que ni tan siquiera se pone de acuerdo para divertirse. Hablamos de Granada, una ciudad cuyo recinto ferial se ha convertido en un problema enquistado ante la falta de consenso entre los grupos políticos. Los arquitectos y urbanistas lo tienen mucho más claro. Un grupo de jóvenes profesionales dedicados al ejercicio libre de la Arquitectura lo demuestra. Se ha puesto a pensar el Ferial de Granada a propuesta de este periódico y ha compartido sus ideas con nuestros lectores.
EN ALMANJÁYAR
Un espacio lúdico todo el año.
Francisco Álvarez Lloret tiene 32 años, cuatro de ejercicio, se está doctorando y es el secretario de la Comisión Instructora del Colegio Oficial de Arquitectos de Granada, la que se ocupa de la deontología profesional. El encuentro se desarrolla en la magnífica sede de los arquitectos y Francisco aparece con su Moleskine bajo el brazo. En cuanto abre su agenda cobran vida ideas convertidas en dibujos. Mola.
«La reflexión no es tanto ‘dónde’ tiene que ir el ferial sino el modelo de feria al que aspiramos». La frase me cae pese al calor que hace como un jarro de agua fría y pienso que se me acaba de terminar el reportaje. ¡Qué va! Sólo acaba de comenzar y promete ser mucho más interesante que el planteamiento original. «No puedes comprarte un piso si no sabes ni con quién vas a vivir ni dónde vas a trabajar», se explica. «Con la ubicación de la feria del Corpus sucede lo mismo. Lo importante no es el espacio ni su ubicación sino cómo usarlo», reflexiona.
Francisco resume que al principio el modelo fue el de una feria familiar, «la que se celebraba en el Paseo del Salón». Llegaron los columpios, más gente quiso divertirse y poner casetas y tuvo que saltar a la periferia, a Almanjáyar. Hoy, hemos vuelto a cambiar: «Ya hemos dado el paso necesario para comprender que una feria no tiene por qué tener un uso único y, además, de tan sólo una semana al año». También se fija en una serie de consecuencias del crecimiento de Granada: «Ha pasado de ser una ciudad media a ser una ciudad metropolitana que debe prestar servicios». Y recuerda también «que ni el mítico Festival del Zaidín tiene ya un lugar para poder celebrarse». Francisco detalla para terminar su razonamiento que el recinto ferial de Almanjáyar ocupa 150.000 metros cuadrados, «lo que supone una extensión similar a cincuenta plazas como Bibrambla». La propuesta entonces queda revelada: «El modelo de feria para Granada no es una necesidad. Es una aspiración. Necesitamos algo que sea mejor. No una simple feria… No un simple recinto. Mi propuesta es una plataforma donde todo pueda ser posible a cualquier hora cualquier día del año. No podemos dejar que los caseteros monopolicen la idea del ferial. Por eso creo que la feria actual, entendida como un equipamiento de ocio para todo el año sería un buen planteamiento, teniendo en cuenta que el recinto en Almanjáyar ya ha sido asimilado por la ciudad. Almanjáyar solo tiene bloques de viviendas y no ofrece zonas de servicios». Esta visión permitiría con un equipamiento ‘de quita y pon’ celebrar desde conciertos hasta la misa de beatificación de Fray Leopoldo y, por supuesto, tener el Corpus en paz.
EL LABERINTO JURÍDICO
POTAUG, PGOU, PP y PSOE
Juan Carlos García de los Reyes cuenta satisfecho que este 2009 celebran 25 años de la creación de su estudio de arquitectos, que cuenta con unos cuarenta profesionales y muchos proyectos importantes en cartera. El estudio impresiona por su línea clara, forrado en madera por doquier. Le digo que le falta sustituir el pecé de la entrada por un Mac de Apple y que entonces quedaría como un guante. Juan Carlos sonríe, aparta la idea con un manotazo al aire y dice: «Javier, al lío».
Juan Carlos se define como «arquitecto y urbanista» y que para responder a la pregunta en cuestión hay que plantearse tres: «¿En qué punto legal está? ¿Qué necesita el ferial? ¿Qué necesitan los ciudadanos? «El punto de vista legal es fundamental», comienza. «Primero veremos cuáles son las obligaciones y si existen. Luego, si queremos o podemos cambiarlas». Juan Carlos se acelera y comienza a salpicar la conversación con datos: «El POTAUG (Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Granada) se aprobó hace diez años por consenso de todos y estableció una reserva de suelo para equipamiento supramunicipal (es decir, metropolitano) de 400.000 metros cuadrados. El PGOU del PSOE (Plan General de Ordenación Urbana) de Granada los redujo a 250.000 (100.000 metros cuadrados más que el actual recinto de Almanjáyar). El lugar elegido fue Bobadilla, entre la vía férrea y la futura autovía de Córdoba que circunvala Maracena-Atarfe y Pinos Puente. La antigua carretera de Málaga atraviesa este gran espacio».
Todo parecía felizmente resuelto hasta que el alcalde socialista José Moratalla perdió las elecciones municipales y el equipo de José Torres Hurtado llevó al Partido Popular al Ayuntamiento de Granada. El PP rechaza Bobadilla y propone la Vega. Neptuno primero y la Vega Sur, junto a la carretera de Huétor Vega, después. La acción conjunta de la oposición municipal, los vecinos y los ecologistas -con la cierta ayuda de la Junta de Andalucía de negarse en rotundo a aprobar una modificación del PGOU del PP- enquistan el asunto del ferial. El remate viene con la redacción del nuevo PGOU que propone el Partido Popular y que se encuentra en estos momentos en un limbo administrativo (léase bloqueado y en suspenso). El recinto ferial no aparece por ningún lado en la propuesta del Partido Popular. Increíble pero cierto.
Juan Carlos García de los Reyes retoma su discurso por la cuestión número dos. ¿Qué necesita el ferial?: «Tiene que ser fácil de llegar. Tiene que disponer de una infraestructura y de un grado de urbanización suficiente para soportar la actividad frenética que supone el Corpus. También tiene que ser un recinto cercano al Área Metropolitana, porque el Corpus es su feria». Más. «Se tiene que apoyar en las autovías existentes y en las futuras. Es impensable que no llegue a estar conectado con el metro y no puede permitirse que resulte obsoleto a corto plazo».
EN BOBADILLA
Un recinto magnífico y de futuro.
Llegamos a la tercera cuestión. Afirma Juan Carlos que Granada y su Área Metropolitana necesita que la feria sirva para muchas actividades al año: «Un parque, un espacio que no sea un erial y que pueda ser utilizado para practicar deporte, como botellódromo, un aparcamiento que dé acceso a la ciudad, para mercadillos…».
Juan Carlos García de los Reyes considera que el emplazamiento previsto en Bobadilla «es magnífico» por muchísimas razones: «Está en una de las puertas de Granada, está también en el centro geográfico del Área Metropolitana, la línea del metro pasará muy cerca, tiene como límite una vía del tren y tendrá la autovía de Córdoba, que ya está prevista en todos los planes posibles». La Bobadilla, entonces, es opción clara.
¿PUEDE HABER ALTERNATIVAS?
El mito del salto a la Vega.
¿Puede haber alternativas? Se pregunta Juan Carlos García de los Reyes. Francisco Álvarez Lloret, tras decantarse por Almanjáyar, tampoco se ha olvidado de mencionar «el eterno dilema de ocupar la Vega y saltar la circunvalación» no sin antes reconocer que «merece una reflexión serena».
Sergio Ramírez y Luis Aparicio, jóvenes arquitectos hijos de grandes arquitecto se van a atrever a dar el salto con ideas que también parten de la reflexión inicial sobre el modelo de ferial al que se aspira. Adelanto ya que van a terminar con propuestas convergentes y permanentes que destrozan el modelo del erial abandonado 51 semanas al año y hacen añicos la moda del ferial rectangular.
Charo Pérez Oramas, arquitecta del estudio García de los Reyes recoge el testigo que le ofrece Juan Carlos y se prepara para desgranar otra propuesta. Recorre los planos con un lápiz en mano que se mueve como en las películas lo hace el vaso de la ‘oui-ja’ impulsado por algún espíritu venido del más allá hasta llegar a cuatro letras: V-E-G-A. Me temo que ya la hemos liado.
«¿Puede ser un parque de transición entre la ciudad de Granada y la Vega que recupere la fachada de Granada? se pregunta Charo bajo la aquiescencia de Juan Carlos García de los Reyes. ¿Cabe un ferial si reservamos espacio a lo largo de las distintas autovías (las existentes y las proyectadas)? A esta idea la bautizan como ‘espinas verdes’ y se preguntan ¿cabe aquí el ferial? Insisten. ¿Puede ser un espacio lineal entre por ejemplo Méndez Núñez y Neptuno? Al final, la propuesta: ¿Podría ubicarse en la Vega un parque público con distintos usos y que uno de ellos sea el ferial? Continúan las preguntas. ¿Podría ser este parque una membrana que por ósmosis dejara pasar la ciudad de Granada al Área Metropolitana y al revés gracias a la Vega y su parque? Y la imagen. ¿No tienen las ciudades del litoral un paseo marítimo? ¿No podemos contar en Granada con un paseo verde que cumpla esta misma función y que renueve totalmente la fachada de la ciudad de la Alhambra?
Termina. ¿Cómo hacerlo? Primero se necesita un acuerdo político como el que alumbró el POTAUG para que se revisara precisamente este mismo plan. Luego un plan especial para la Vega que recogiera las acciones que se pretendan acometer como por ejemplo, «un centro de interpretación de la Vega», remata Juan Carlos García de los Reyes.
EL FIN DEL RECTÁNGULO
La feria entendida como un recorrido.
Luis Aparicio desayuna plácidamente en el Realejo. Viene de nadar y la mañana es todavía fresquita. Rápidamente convierte la mesa de la terraza en un croquis para explicarme con la taza, la cucharilla, el vaso y el cenicero sus pensamientos: «Ni la Feria de la Cerveza de Munich ni la Feria de Sevilla están utilizadas todo el año. Todos los recintos de este tipo que conozco son básicos, ni siquiera tienen los cables enterrados…»
Luis bebe café, recapacita, se concentra: «Si se quiere cambiar el modelo de implantación en el suelo se cambia el modelo de feria. Tiene que posibilitar una actividad a lo largo del año y que no sea un terreno desértico todo el año. La propuesta de un espacio para el ferial no es solo si va aquí o si irá más allá. Lo importante es el uso que le vas a dar. Por tanto, trasladar el ferial de Almanjáyar no debe ser nunca un problema. Una vez seleccionado el lugar la clave no es solo el proyecto de diseño sino el uso del espacio y el reto de lograr una actividad permanente».
Las propuestas de Luis Aparicio recogen el tono de las anteriores: lúdicas, de ocio, deportivas, artesanales… «una feria totalmente distinta a la de la castañuela y del tíovivo que podría desarrollarse cada fin de semana, con talleres, exposiciones y que una vez al año será el Corpus». Una vez establecido un modelo de uso del suelo, «la feria puede romper su concepto rectangular y ya podrá ubicarse en cualquier lugar sin problemas. Incluso, en otra localidad que no sea Granada. Puede diseñarse como un recorrido lúdico donde la gente va trasladándose de un lado a otro sin problemas y disfruta de las actividades planteadas».
ESPACIOS DE LIBERTAD
El ejemplo holandés.
Sergio Ramírez es un tipo grande que se baja de una moto pequeña. Me espera en el bar donde nos aprestamos a tomar café. Se ha pasado un par de días dándole vueltas a la cabeza para encontrar una buena propuesta. Lo tiene bastante claro. Junta las manos, se echa hacia atrás en la banqueta y dice: «La idea del ferial está obsoleta. Para empezar, hoy estamos carentes de espacios para colocar nada. Pensar en un terreno que se utiliza una semana al año no es demasiado sensato». Como se va viendo, estos arquitectos tienen bastante claro que hay que diseñar, al menos, un nuevo modelo de ferial para superar el actual bloqueo, me da por pensar.
Sergio Ramírez va a resultar al final una persona de grandes ideas que cristaliza en frases intensas. Para empezar unas preguntas retóricas: «¿Es la Vega intocable? ¿Por qué la Vega es intocable? Sergio se responde con sencillez: «Hay que ‘tocar’ la Vega. Hay que saltar la circunvalación. Pero no para construir la ciudad que ya existe sino para hacer la ciudad que no tenemos. La Granada de espacios verdes, la de la Vega para el deporte y para el ocio donde cabe un ferial. Un ferial bien entendido».
Para entender bien lo que Sergio entiende por «bien entendido» -permítanme el juego de palabras-, «nada mejor que un concurso de ideas que responda al siguiente planteamiento: «¿Qué se puede hacer con un espacio que se utiliza una vez al año?». Y es entonces cuando el intelectual que todo arquitecto lleva dentro filosofa: «Hay en España una sociedad muy desarrollada, la catalana, que está ejerciendo una furibunda persecución contra la prostitución. Se multa en Barcelona incluso a quien requiere estos servicios».
«Pero hay otra sociedad más avanzada aún que la catalana que tiene autorizada la prostitución y facilita que esta profesión tan antigua y tan demandada se pueda realizar en condiciones fiables y seguras». Sergio se refiere a Holanda. Por eso, propone que el nuevo recinto pueda convertirse «en un putódromo», donde en condiciones de vigilancia y seguridad la prostitución, afectada ahora por la ordenanza municipal que prácticamente la erradica de las calles de Granada, pueda tener su lugar de encuentro. «La reflexión es que la generación que manda parece querer coartar la libertad que nosotros disfrutamos. Hay que buscar lugares para que los jóvenes se diviertan y puedan hacer botellón, hacer deporte o tumbarse y soñar».