Los excesos etílicos del día anterior y el cansancio provocaron que la asistencia al botellódromo bajase ayer, aunque unos 5.000 jóvenes hicieron acto de presencia.
Publicado en La Opinión el 22/03/2009.
La resaca, ese azote que castiga a aquellos que se han excedido con el alcohol, se convirtió durante la jornada de ayer en el mejor aliado para aquellos que deseaban que el macrobotellón no tuviese una segunda parte. El escenario en el que horas antes se había reunido una legión de jóvenes convocados por internet para celebrar la llegada de la primavera era, a primera hora de la tarde de ayer, un remanso de tranquilidad. Parecía que allí nadie había roto un plato. Es más, así seguramente lo juraría todo aquel que desconociese la convocatoria del macrobotellón. El trabajo de los operarios municipales de limpieza acabó a las doce del mediodía y, desde ese momento, el botellódromo se asemejó a cualquier otro espacio público de la ciudad, sin botellas ni vasos o líquidos de dudosa procedencia esparcidos por el suelo. Incluso algunas parejas de ancianos o matrimonios con hijos aprovechaban la soleada mañana de sábado para dar un paseo por el lugar.
Estaba claro que los jóvenes que la noche anterior habían participado en la Fiesta de la Primavera estaban descansando en esos momentos. No se les esperaba hasta la tarde. Sin embargo, no fueron demasiados los que vencieron al cansancio o, en otros casos, la resaca. El botellódromo presentaba un aspecto totalmente desierto a las cuatro y media de la tarde ayer. Ni rastro de botellas.
Los más valientes, o los que más aguanten tienen, comenzaron a llegar a partir de las seis de la tarde. Todo hacía prever que la asistencia sería bastante inferior a la de la jornada anterior, y así fue. Hacía las cinco de la tarde había unos 5.000 jóvenes en el botellódromo, según fuentes de los servicios de emergencias, una cifra tres veces inferior a la que se había registrado 24 horas antes. “Era lógico que acudiese menos gente, ya que la convocatoria de la Fiesta de la Primavera era exclusivamente para el viernes”, explicó al respecto Eduardo Moral, concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Granada. Se esperaba, por tanto, “la misma cantidad de jóvenes que cualquier sábado normal”.
Al cansancio acumulado del día anterior se unió el hecho de que muchos de los participantes en el macrobotellón procedían de fuera de Granada -El puente de San José, día festivo en otra comunidades autónomas, ayudó a ello- y tuvieron que regresar ayer a sus lugares de procedencia. Es más, bastantes jóvenes reconocían el viernes, en pleno festejo, que habían acudido a la ciudad sin reservar ningún alojamiento para dormir, por lo que descansaría en “los coches o donde se pueda”. El argumento de otros, sin embargo, era ni siquiera tenían cuerpo para levantarse de la cama. Así es la resaca, todo un quebradero de cabeza.