El botellón, domesticado

Un centenar de agentes controla sin problemas a los 20.000 participantes en la fiesta de la primavera, que se salda con cincuenta atendidos ‘in situ’, 25 traslados por intoxicación etílica, ningún herido y ni un solo detenido.

La Fiesta de la Primavera ha cumplido ya en Granada veinte ediciones completas en las que se ha pasado del buen rollito del Paseo de los Tristes con «limpiezas ecológicas, talleres y debates» organizados por el Ayuntamiento a macrobotellones que dejaban la ciudad destrozada y llena de orines.

El botellón llegó a Granada en el año 2000 y llegó para quedarse. Fue también este año cuando la fiesta de la primavera dejó de ser organizada por el Ayuntamiento de Granada. Y con el botellón llegaron también los problemas.

Ha habida batallas campales en 2002 y se ha llegado a tener que utilizar hasta un millar de policías para contener las acometidas de los jóvenes. No fue hace tanto. Ocurrió hace dos años, en la fiesta de la primavera de 2007.

Hoy, sin embargo, el botellón y los botelloneros han quedado domesticados. Apenas un centenar de agentes municipales son capaces de controlar durante doce horas a 20.000 jóvenes que se citaron ayer junto a Hipercor para divertirse tomando copas.

Es el botellón de la primavera en Granada que ya es historia a flor de piel y a sorbos de alcohol en vasos de plástico. Diez horas de alcohol y sonrisas «sin incidentes ni peleas», reconoce Eduardo Moral, concejal de Participación y Protección Ciudadana. Al menos, «no más incidentes, riñas o altercados que un fin de semana cualquiera». De hecho, no hubo ni un solo detenido.

Mucha resaca

En efecto, mucho ruido, mucho alcohol, mucha basura al día siguiente y seguramente, también mucha resaca. Pero nueces de altercados o problemas, adentro la marea botellonera o arriba en la plácida ciudad de la Alhambra, «casi nada», reconoce el Ayuntamiento.

Las razones que arguye el concejal comienzan por «el magnífico trabajo realizado por Protección Civil». Dado que el alcohol bebido en exceso puede llegar a producir desde intoxicaciones a comas etílicos, la reunión de 20.000 jóvenes produjo algunos casos. Según el Ayuntamiento, «ínfimos». Solo se produjeron medio centenar de asistencias y otros 25 traslados en ambulancia a los centros hospitalarios «a dormir la mona».

La anécdota la protagonizó un muchacho que, «borracho perdido se acercó a Protección Civil, le montaron en la ambulancia y en vez de ir al hospital el chaval dijo ‘llevarme a mi casa, porfa’».

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