Aceptaría esa opción siempre y cuando la Junta asuma los gastos de las obras. Insiste en que si coinciden en superficie habrá inevitablemente serios problemas de tráfico en la zona.
Publicado en Granada Hoy el 09/10/2008.
Ante la negativa de la Junta a soterrar un tramo del Metro ligero en el Zaidín, como propone el Ayuntamiento, el concejal de Movilidad, José Manuel García Nieto, se muestra dispuesto a aceptar la opción de crear un túnel para el tráfico rodado. Cualquier cosa menos que coincidan ambos medios de transporte en superficie. Porque lo que está claro para el Ayuntamiento es que si se hiciera de ese modo, sería un caos. Las matemáticas no mienten, pero aunque uno y uno sean dos, los resultados siempre dependen de quién haya hecho las cuentas. Sólo así se explica que mientras los estudios de la Junta indican que el paso del Metro es totalmente compatible con el tráfico rodado, los cálculos del Ayuntamiento indiquen todo lo contrario. García Nieto asegura que “las colas que se formarían llegarían hasta el Camino de Ronda”.
¿De dónde viene ese desajuste en los cálculos? De los datos de partida, está claro. Por un lado, el director de las obras del Metropolitano, Francisco Espinosa, asegura que, según sus informes, con el tráfico actual no habría problemas y que los inconvenientes vendrían de que el Ayuntamiento tiene previsto instalar una plataforma reservada para el trasporte público. Por el otro, el Ayuntamiento insiste en que, con plataforma reservada al transporte público o sin ella, habrá problemas, porque el tráfico en la zona, lejos de disminuir, va a crecer. De ahí viene la diferencia, de que probablemente no calculan el mismo número de vehículos en la zona.
“El que pasa por ahí con el coche no es el que va a coger el Metro”, explica el concejal, que argumenta que la población del Área Metropolitana va a seguir necesitando el coche. Además, el crecimiento de la población y del nivel de vida apunta a que la línea de utilización del vehículo desde el área metropolitana hacia Granada va a seguir en aumento, afirma García Nieto.
El concejal considera que la solución ideal sería el soterramiento del Metro ligero y considera que el gasto -del que en cualquier caso el Ayuntamiento ha de pagar un 17%- merece la pena. Pero si esto no es posible, y desde luego la Junta no parece estar por la labor, (considera que no es verdaderamente necesario y que ya no es el momento de proponer modificaciones en un proyecto ya en marcha), García Nieto se muestra dispuesto a considerar otras opciones.
Desviar el itinerario de los autobuses o del ‘posible’ tranvía está fuera del debate, explica el responsable de Movilidad. “De acuerdo con los estudios de intereses de los ciudadanos, ese punto es de obligado paso del transporte público”, asevera. Sin embargo, sí deja la puerta abierta a que sea el tráfico rodado el que pase bajo tierra, algo que probablemente resultaría más barato. Eso sí, para él, estos trabajos deberían ir incluidos como parte de las obras del Metro, al ser su construcción lo que hace necesario el cambio. Esto supondría que la finaciación saliera de los bolsillos de la Junta (excepto el 17% con el que está obligado a contribuir el Ayuntamiento), algo que es bastante improbable que acepte el Gobierno andaluz, que ya indicó que no asumiría cambios que incrementarán el presupuesto.