La solicitud de arrendamiento de pisos y casas ha crecido hasta un 40% y la oferta cuatro veces menos. Granada tiene 77.000 viviendas vacías susceptibles de ser alquiladas y con buen rendimiento económico.
Publicado en Ideal el 18/03/2007.
El progresivo encarecimiento del precio de la vivienda en la provincia granadina, que en el pasado año repuntó un 11% sobre el anterior, ha forzado una mayor demanda sobre el parque de pisos y casas en alquiler existente. Basta con acudir en estas fechas a los anuncios que los periódicos publican habitualmente sobre arrendamientos de todo tipo para darse cuenta que su número ha descendido significativamente, ante la mayor presión de los demandantes. Por el contrario, los anuncios de venta de inmuebles no hacen sino incrementarse, ante la competencia existente y dada la ralentización en las ventas que ya padece el sector inmobiliario. Distorsión
La situación descrita ha llegado a tal extremo que la oferta de alquileres ha crecido en los últimos meses en una horquilla de entre un 5% y un 10% mientras que la demanda lo ha hecho muy por encima, entre un 30% y un 40%. Especialmente en la capital, donde comprar un piso es una pretensión inalcanzable ya para una cuarta parte de la población. Ésta se ve así abocada, indefectiblemente, al alquiler.
Los datos con que cuenta la Asociación de Inmobiliarias de Granada (Aingra) certifican lo anterior, en línea con lo que ocurre también a nivel nacional. Y anticipan que este fenómeno puede ir a más en función de la senda que mantengan los precios de los pisos durante este año, que muy probablemente sea similar a la del pasado o ligeramente por debajo de la misma.
La cuestión anterior, lejos de tener una importancia menor representa un asunto esencial para miles de granadinos. Si nos atenemos a los datos publicados en 2006 y facilitados por la Consejería de Obras Públicas y Transportes, resulta que en el conjunto de la provincia se suelen cerrar un total de casi 30.000 contratos cada año, bien es verdad que una parte de ellos por un periodo inferior a un año que es el que gente joven -básicamente estudiantes universitarios- suelen suscribir.
Al citado hecho anterior se une otro igualmente significativo, como es que de las 442.269 viviendas familiares existentes en Granada, un 17,83% -o lo que es lo mismo, 76.883- se encuentran vacías. En pura teoría, la mayor parte de éstas son susceptibles de ser alquiladas por sus propietarios si consideran que les reportarán jugosos beneficios económicos. Es decir, el recorrido que tiene la fórmula del arrendamiento en Granada es aún largo y permite que se pueda explotar aún más: hasta tres veces la situación existente en estos momentos.
«Si las cosas siguen como están hoy día, no cabe esperar otra cosa a lo largo de este año que un importante aumento del número de alquileres porque gran parte de la población no puede endeudarse al nivel que exige la compra de un piso», explica Francisco Iglesias, presidente de Aingra.
Precios elevados
Pero el principio básico en economía que a mayor presión de la demanda mayor encarecimiento del coste del producto también es aplicable a los alquileres. Algo que puede volverse en contra de los propietarios si los precios de sus casas y pisos se desorbitan, tal y como ha ocurrido con la venta de vivienda.
Y es que la realidad es la que es. Quien tiene un piso para alquilar trata de sacarle el mayor beneficio económico, que le proporciones no sólo jugosas ganancias sino también le compense de toda la carga fiscal de impuestos que conlleva amén de otros imprevistos.
Según datos de Aingra, el coste medio del alquiler de un piso tipo de dos o tres dormitorios y con una superficie de unos 90 metros cuadrados supone unos 600 euros mensuales en la capital granadina y una cantidad sensiblemente menor -entre 400 y 500- en el resto de la provincia. Hay importantes excepciones a estas estimaciones, como son los casos de Sierra Nevada o de las mejores zonas de la Costa Tropical, donde el precio se multiplica en función de otros parámetros muy diferentes a los habituales.
Pero el alquiler de una vivienda siempre representa una cantidad susceptible de convertirse en algo mayor en la medida de que se le sumen servicios complementarios. Como el garaje para el automóvil -entre 50 y 100 euros más- o el pago de la comunidad, en el caso de plurifamiliares. Al final, la diferencia inicial que puede representar el coste de un préstamo hipotecario y un alquiler con todos sus ‘añadidos’ se estrecha y tan sólo el temor a nuevos repuntes en el euribor y su repercusión en los créditos a tipo variable, inclinan la balanza en favor de los segundos.
Y es que los precios del alquiler de vivienda aumentaron un 4,5% en los últimos doce meses, más del doble que el índice general del IPC (2,4%), con un incremento igual al del conjunto del año 2006, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Asimismo, en enero pasado, los alquileres aumentaron un 0,5%, frente a la reducción del 0,7% del índice general.
Ayudas
El Ministerio de Vivienda y la Junta de Andalucía persiguen en sus respectivas políticas de vivienda que se alcance un equilibrio entre el número de viviendas en alquiler y en propiedad. Para impulsar el mercado del alquiler y frenar de alguna manera la escalada de precios de la venta, el Ejecutivo aplica a partir de este año, aprovechando la entrada en vigor del nuevo IRPF, una exención total en este impuesto de las rentas inmobiliarias procedentes de alquileres a jóvenes menores de 35 años. El Ministerio de Vivienda, por su parte, incrementará en un 167% las ayudas destinadas a inquilinos. Ambas medidas van encaminadas en la dirección de incentivar con ventajas fiscales el arrendamiento frente a la opción tradicional de compra.