Desde hace dos años los músicos se reúnen cinco días a la semana en el aljibe de La Victoria, espacio cedido por el Ayuntamiento al ser una ‘actividad cultural’
Publicado en Ideal el 21/02/2007.
Se han acostumbrado a cerrar sus casas a cal y canto a las ocho de la tarde, cinco días a la semana e incluso a irse de sus viviendas cuando dan las cuatro de la tarde de los sábados. Es la drástica medida que han tenido que adoptar, desde hace más de dos años, los vecinos de la placeta de la Victoria, en la calle San Juan de los Reyes. Es la única forma de paliar, aunque sólo sea en una mínima parte, los efectos del ruido que emite una banda de cornetas y tambores que utilizan, como local de ensayo, el aljibe de La Victoria, cedido por la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Granada para ese fin. Sonidos que superan con creces los límites permitidos por la ordenanza municipal de ruidos y que, al menos en una de las familias afectadas, los más próximos al aljibe, genera situaciones de ansiedad, estrés y alteraciones del sueño, tanto en el matrimonio como en sus dos hijas de corta edad.
Rafael López Osorio y María González Sánchez, están ya desesperados. «Llevamos demasiado tiempo soportando los tambores y las cornetas, no sólo desde el interior del aljibe, casi siempre con la puerta abierta, sino también en la calle, ya que los chavales, como es lógico, entran y salen haciendo sonar sus instrumentos», dice Rafael López, que asegura que «no es posible vivir en nuestra casa durante cinco días a la semana y entre tres y cinco horas cada día». Su esposa, María González, indica que «muchos sábados, si estamos fuera de casa, hacemos tiempo para no volver hasta las nueve de la noche y así no tener que desesperarnos con el ruido».
El problema no afecta a demasiadas personas, ya que junto a la plaza sólo está el carmen de los Mínimos, deshabitado, y el colegio del Ave María, que realiza su actividad hacia el lado contrario a la plaza. Sólo son media docena de vecinos los que se ven afectados directamente, pero creen que tienen derecho a la tranquilidad y a la salud. Sobre todo si se ha constatado que estamos ante un caso de contaminación acústica grave que no se permitiría en otros lugares de la ciudad», dicen. De hecho algunos bares y actividades se cierran porque no están insonorizados o emiten sonidos por encima de las normas. «Y no se trata de unos días antes de la Semana Santa. Eso sería soportable. Es todos los días del año, de lunes a sábados, y últimamente no ensayan los jueves».
Esta situación ha sido denunciada a todas las instancias posibles, tanto a la concejalía de Medio Ambiente como a la de Cultura y a la Junta de Andalucía. «En todos los casos han sido muy amables y nos hablan de soluciones, pero nadie las toma», dicen. En julio de 2006 iniciaron una denuncia municipal que Medio Ambiente verificó. La realidad es que el 23 de octubre de 2006, un inspector municipal aseguraba que la actividad «puede llegar a ser molesta». No hubo actuaciones al respecto, pero en una carta de Medio Ambiente, a la concejalía de Participación Ciudadana, ya que el aljibe es de uso de la Asociación de Vecinos de San Pedro, se indica que en virtud de la ley de contaminación acústica, la actividad no puede llevarse a cabo.
No ha servido de nada. La banda de la cofradía, con algo más de veinte miembros, sigue con sus ensayos en el aljibe, un espacio catalogado como patrimonio cultural de la ciudad. Ante el Ayuntamiento se han presentado 25 firmas de familias de la zona afectadas por el problema, pero hasta ahora no ha servido de nada.
Actividad cultural
Por su parte el concejal de Cultura, Juan García Montero, afirma que se intentará buscar una solución, pero que se trata de una actividad de carácter cultural y se debe apoyar. Considera que además es una forma de que los chavales no estén en las calles, pero reconoce que para quien viva junto al aljibe, supone un problema. «De todas formas deberían tener en cuenta que estos chicos tienen derecho a sus ensayos, y se hace a unas horas que no pasan de las once de la noche».
El aljibe se les cedió, a través de la asociación de vecinos, porque estaban ensayando en otro punto del Albaicín, al aire libre, lo que provocaba mayores molestias y a más cantidad de vecinos del barrio. No cree que una solución sea mandarles a ensayar debajo del puente de la circunvalación.