El veto de beber en la calle se cumple en orden y reúne a 11.000 jóvenes en el ‘botellódromo’

Publicado en Ideal el 04/05/2007.

El despliegue de policías en el centro y la buena disposición de los que eludieron la fiesta tradicional cerró el único día de Las Cruces sin incidentes destacables.La fiesta de La Cruz de este año, reducida a un único día de jolgorio, tuvo dos caras en Granada. Una, en los lugares emblemáticos de la ciudad, con miles de personas que llenaron plazas engalanadas para la ocasión, calles y sobre todo bares. La otra, en el extremo opuesto: un ingente botellón puro y duro protagonizado por miles de jóvenes para celebrar así su fiesta personal. Ambas escenas han formado parte de una misma imagen durante los últimos años en Granada. En 2007, por primera vez en mucho tiempo, no hubo lugar para la mezcla.
La orden del Ayuntamiento de Granada de prohibir el consumo de alcohol en la calle, a excepción del recinto destinado para ello conocido como ‘botellódromo’, surtió efecto. Y a pesar de los miles de personas que tomaron las calles, se cumplió e hizo cumplir de forma pacífica, sin estridencias ni enfrentamientos. La presencia policial durante todo el día en los lugares susceptibles de ser escenario de botellones tuvo buena ‘culpa’ de este resultado. El Triunfo, Plaza Nueva, Realejo, Plaza de Derecho y alrededores de Albert Einstein, entre otros, fueron los lugares más vigilados.
El dispositivo de agentes, con 700 entre locales y nacionales, resultó suficiente a todas luces para cumplir el objetivo de eliminar del centro histórico el botellón. La estrategia empleada se pudo ver en la calle: al primer amago de concentración, los agentes ‘invitaban’ a sus patrocinadores a disolverla. «Se ha acatado la prohibición de beber en la calle y no hemos encontrado ningún foco de resistencia problemático», apuntó un portavoz de la Policía Local. La única denuncia relevante durante la tarde fue impuesta a los propietarios de un bar del centro. «Sacaron una barra a la calle, en la plaza del Negro Latino», explicó el citado responsable.

Buena actitud

La obediencia se impuso. De este modo, también es necesario achacar al éxito de la prohibición del Consistorio de hacer botellón en la calle a la actitud conciliadora de los jóvenes que apostaron por esta alternativa. Así, a partir de las 17.30 horas de la tarde, y con un cielo que amenazaba con desplomarse en cualquier momento, decenas de grupos de jóvenes pertrechados con bolsas de supermercados repletas de alcohol, se dirigían desde Severo Ochoa y Albert Einstein hacia el botellódromo ubicado en el lateral de Hipercor. Éste bullía sólo medio gas debido a que la aparición tímida de un chaparrón hizo desistir a algunos, mientras otros se resguardaron bajo el puente de la circunvalación o los tejados del centro comercial. Pero la reunión no se frustró. A las 20.00 horas de la tarde los jóvenes seguían llegando en grandes grupos al recinto, que estaba rodeado de agentes. Dos horas más tarde, la reunión, y según la cifra oficial aportada por la Policía Local, estaba compuesta por más de 11.000 almas entregadas a su particular fiesta de La Cruz.

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