Publicado en Ideal el 08/11/2007.
José Torrente
La virtualidad es una de las armas con las que los socialistas que nos gobiernan en Andalucía pretenden insuflar aire electoral y optimismo antropológico a los ciudadanos, aunque la realidad nos haga caer del guindo progresista, una vez haya transcurrido la correspondiente convocatoria electoral, y hasta que sea oteado en el horizonte un nuevo llamamiento a las urnas. El PSOE y sus cargos públicos, desde hoy hasta poquito antes de votar el nueve de marzo, nos van a ir obsequiando con promesas variopintas, ocurrencias varias, planos y sobreplanos, plazos y reemplazos, supuestos y presupuestos que endulcen la imagen de los candidatos socialistas, y la hagan más atractiva al elector, aunque lo que allí prometan, luego, no tenga consecuencias en caso de ganar el gobierno respectivo.
Mantener a Granada con un 11% de paro, elevado casi al 18% en el caso de las mujeres, no es un logro que se pueda considerar vanagloriable, aunque hay quien desde un escaño socialista del Senado nos quiera convencer por escrito de lo contrario. Que los ciudadanos que habitan en la Alpujarra, o en el Altiplano, o en Huéscar, o en Guadahortuna, tengan unas diferencias de renta de más del doble con los que habitan en Cájar, Monachil, Motril o Churriana de la Vega, tampoco parece que sea algo de lo que se puedan sentir orgullosos los socialistas gobernantes en Andalucía.
Hoy día, se tarda menos en ir a Londres que en ir a Ugíjar, quizá eso sea así porque hay más votantes que cogen el avión, que votantes en el censo electoral de la localidad alpujarreña, y en eso, el PSOE, no se corta un pelo.
Hay en la provincia de Granada quien ha de consolarse con el ‘premio’ presupuestario de encargar un estudio informativo de viabilidad para su línea férrea, o de la futura autovía, como modo inmediato, políticamente intachable, de consolar las peticiones, hechas con tono tenue y reverente de los lugareños, para conseguir que esa comarca con más necesidad de inversión en infraestructuras pueda soñar con un futuro bien comunicado. Me refiero a las zonas de montaña o a las altiplanicies, históricamente discriminadas en los presupuestos inversores, aunque políticamente muy rentables al socialismo granadino.
Seguir siendo objetivo uno, en la planificación de la perspectiva financiera 2007-2013 de la UE, por no alcanzar el 75% de la renta media europea, también es un ‘logro’ del que no creo que puedan alardear los que predican ‘la vie en rose’ del futuro provincial. Dicho sea con ánimo de contrarrestar el optimismo del manual de campaña que nos quieren endilgar por escrito los socialistas gobernantes.
Mientras otras comarcas ejecutan tramos de autovías, esperan AVES, diseñan metros o amplían parques industriales, sigue existiendo un déficit insoportable entre lo metropolitano y costero, frente a las comarcas de interior más alejadas de las zonas de expansión actuales. Corregir esa situación, no debería de ser una promesa hoy, una vez más, sino que ya tendría que haber sido fuertemente transformada desde las políticas públicas de quien tiene la mayoría de competencias en Andalucía en los últimos 25 años de gobierno autonómico.
Aunque siempre nos quedará el consuelo de ser la novena provincia en matricular camiones, con lo que se hará plenitud la letra de la canción que cantaba Loquillo: mama, yo para ser feliz quiero un camión.
El fracaso escolar al que ha de hacer frente la política socialista de la Junta, cercano al 50%, donde el 33% de los alumnos andaluces no promociona de curso, mientras que el 14% lo hace con tres asignaturas, no solo incita a suspender a los diferentes consejeros de Educación con que Chaves nos ha obsequiado en los últimos 20 años, sino que ha de hacer pensar a los responsables socialistas que nos gobiernan si su modelo es el de que 700 adolescentes granadinos al año, dejen la enseñanza obligatoria.
Si el modelo del PSOE actual y del PSOE futuro es el de establecer la promesa previa, y la justificación del incumplimiento futuro echando la culpa al PP, los ciudadanos, en la práctica democrática cotidiana van a calar pronto al mentiroso, como hemos hecho nosotros con el programa del PSOE del año 2004, del que algunos ejemplos escenificarán mejor lo que quiero expresar:
-El punto 42 del programa electoral del PSOE nos prometía «poner en servicio la segunda circunvalación de Granada en tres años». A los hechos me remito.
-El punto 43 del programa electoral del PSOE también nos prometía «declarar el aeropuerto de Granada de interés comunitario » y el POTA, a duras penas lo clasifica como de interés regional.
-El punto 44, también nos prometía «construir dos nuevas vías de alta capacidad en el Área Metropolitana: la variante norte que conecte la A-92 con la Bailén/Motril y la variante sur que conecte la misma con La Zubia y Huétor Vega».
-El AVE en 2007, o el Corredor ferroviario del Mediterráneo por la Costa, y de Granada a Motril. El Metro, que estaba previsto para el 2009 y ahora se vuelve a retrasar hasta el 2011.
Es decir, sin ánimo de crispar, ¿con estos antecedentes incumplidos, vamos a tener fe ciega en la maravillosa carta a los Reyes Magos del Senador Pezzi, publicada en La Tribuna Abierta de Ideal el pasado día 30? ¿Una vez más? Ya está bien. El colmo en promesas ha llegado hasta Baza, donde un senador socialista y un diputado autonómico, también socialista, han prometido el AVE en rueda de prensa, mientras que la Consejera del ramo dice que si, que aves y pollos en trenes de mercancías, que para pasajeros, de momento, ‘ná de ná’. Y de AVE tampoco. ¿Ay!
El POTA, ese instrumento con el que la Junta va a prohibir el crecimiento potencial de las ciudades y pueblos del interior, no es el instrumento que mejor ayude al crecimiento de nuestra tierra. Más bien al contrario, es un instrumento que va a castigar a los municipios más necesitados de expansión, para lavar la mala conciencia de la Junta de Andalucía por permitir los excesos urbanísticos del litoral andaluz. Los alcaldes se quejan con razón, pero si son del PSOE, no se les oye la voz en el debate público. El PP ha pedido su retirada, porque consideramos injusto que a los pueblos se les impida su derecho a crecer como los demás. Y tratar al interior igual que al litoral, no es justo. Ni progresista. Granada especialmente, y Andalucía en su conjunto, necesitan conocer la alternancia política, otra forma de ejecutar los ingentes presupuestos que maneja nuestra Comunidad Autónoma, buscando la eficacia y la convergencia territorial, cambiando las políticas educativas plenas de fracaso escolar en la actualidad, y mejorando la ejecución presupuestaria, clave de un presupuesto. Y lo que no necesita son prometedores compulsivos e incumplidores manifiestos. Con esos, la abstención tiene el terreno abonado. Y eso no es bueno para Granada. Ni para Andalucía tampoco.