En honor del Palacio de Agreda y unas cuantas joyas más

Publicado en La Opinión el 18/12/2008

Remedios Murillo Cubillas.

Los venenos hay que administrarlos con cuidado, en un sibilino juego de despiste y disimulo con el organismo, para que este no se rebele ¡Que bien lo sabe nuestro equipo de gobierno municipal! Las dosis pequeñas no matan, vacunan, y así, poco a poco, lentamente, utilizándolas con astucia, pasan desapercibidas y son asumidas por el cuerpo social. Pignoremos el patrimonio de la ciudad, pero discretamente, hoy un monumento, mañana otro, sigilosamente, y en medio, alguna pequeña vitamina, así nos acostumbraran a digerir hasta la peor de las decisiones. Ya se sabe, es cuestión de tiempo y tolerancia. ¿Cuando les hemos autorizado a arruinarnos? ¿Iba eso en el programa del PP, y no nos habíamos dado cuenta? ¿Hasta dónde llega el poder de los votos? ¿Hasta dónde podemos aguantar sin vomitar tanto veneno? ¿Es omnipotente la autoridad que le conferimos a los políticos, cuando estos obtienen, por méritos o deméritos de sus oponentes, una mayoría absoluta?

El abuso del poder que ellos se arrogan con nuestros votos, destroza el encanto de la democracia y se produce una vuelta a lejanos y remotos tiempos que nos hacen recordar la temida dictadura, esa tan denostada, a la que dice oponerse el sistema político del que se les llena la boca “el poder del pueblo” y que llega a convertirse en una cantinela vacía de contenido que ya solo engaña a bobos. Vivimos tiempos de desilusión, de desmotivación, de decepción de la ciudadanía respecto a sus políticos en general, solamente hay sangre hirviente dentro del organigrama de los partidos, porque allí si se respira poderío y dinero, puestos de trabajo bien remunerados y tentaciones del “no sabe con quien está hablando”. Parece que el orgullo patrio ha quedado reducido a esos semilleros de prepotencia, a esos reductos donde los carguillos convierten en sabios a seres simplemente normales.

No quiero referirme hoy a la todopoderosa y chula administración autonómica, porque hace tiempo que los granadinos sabemos que la cabeza del dragón que amenaza con engullirlo todo, está en Sevilla y aún no ha nacido aquel guerrero que pueda darle muerte. No sé si el pequeño David que haya de enfrentarse con el Goliat sevillano estará aún en la guardería o comenzando la EGB, lo cierto es que a ese monstruo ya le vemos venir y esperamos pacientemente, vergonzantemente, un salvador, que en justicia tendría que salir del equipo que llegó al poder jurando defender a la ciudad, pero que visto lo visto , carece entre sus huestes de alguien con arrestos para echar a las aguas del Guadalquivir a esas cabras que nadie es capaz de meter en su corral y amenazan con arrasar el nuestro (va por un amigo que siempre me advierte de que quien no es capaz de meter las cabras en sus corrales, contemplará con horror, como éstas entran hasta el cuarto de estar de su casa).

Pues en “Ciudadanos “ni por dieciséis manos levantadas estamos dispuestos a dejarnos arrollar. Ninguna papeleta llevaba implícito el vasallaje. Nunca, en un sistema político saludable, unos miles de votos pueden ser carta blanca para desposeernos de lo que es nuestro, para decidir el futuro de nuestra historia o elegir arbitrariamente, el día a día, de una ciudad sin proyecto. Estamos dolidos, estamos hartos de fundamentalismo, de sapiencia vacua, de prepotencia y de que, en cosas vitales para nuestro futuro, no se nos consulte ¿Qué razones de peso puede argüir un equipo municipal para privatizar lo que es de todos, hacerlo dinero e irlo gastando hasta dejarnos en la ruina? Poco a poco las joyas de la casa irán desapareciendo, con argumentos bien planteados, tratando de convencernos de que estas dosis homeopáticas de auténtico veneno sanarán las arcas de la ciudad, nos harán caminar libres de equipaje hacia una economía brillante, halagarán nuestros oídos con la consecución de un teatro, de un Museo, pero la verdad es que ninguno de esos motivos lo vemos claro, solo contemplamos la codicia y el brillo del dinero en los ojos de los que nos gobiernan.

No nos engañan, estuvimos debatiendo con el concejal de Patrimonio –pronto en paro por falta de materia– aún a sabiendas de que nos estaba ocultando que esa misma mañana había firmado la venta pública para Casa Agreda (BOP 21 Oct. 2008. Exp. 108). La venta de la casa de San Matías se firmó un mes después. A pesar de todo los Ciudadanos seguiremos, lucharemos noblemente hasta el final, por eso hicimos ese gesto testimonial de abrazar la Casa Agreda porque si la Alhambra que es una maravilla fue agraviada al no ser votada y todos acudieron a abrazarla, este edificio también lo es y un equipo de gobierno municipal la desprecia desprendiéndose de ella en un gesto de codicia que no solo humilla a la historia, sino a los granadinos que somos sus legítimos propietarios.

Lo malo para algo es bueno y la crisis que galopa amenazante ha dado un primer respiro a nuestra ruina, en un primer envite, no ha aparecido comprador. ¿No sería mas inteligente y productivo, utilizar los millones que ha concedido el Gobierno central para restauración de patrimonio, en adaptar este palacio para ese Museo de la Ciudad del que Granada carece? Enriquecer o arruinar es la diferencia entre los buenos o malos gestores.

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