Considera que el brote de grupos en la calle se debe a que al inicio de curso los nuevos estudiantes no saben que hay botellódromo.
Publicado en Ideal el 06/10/2007.
El comienzo del nuevo curso académico ha propiciado que en algunas calles de Granada aparezcan de nuevo grupos de jóvenes que practican botellón. La Policía Local intenta estos días que los llamados ‘barriles’ -fiestas de inicio de curso- no deriven en macrobotellones callejeros, y a la vez procura frenar la presencia de los bebedores ambulantes en la vía pública.
La zona del Realejo está siendo la preferida de los jóvenes para beber en grupo en la calle. Así, en la calle Molinos y sus alrededores la Policía Local se está empleando a fondo para disolver las concentraciones antes de que alcancen un volumen considerable. La placeta de Neptuno y las inmediaciones de Pedro Antonio de Alarcón son también otras zonas de la ciudad que se están viendo afectadas por este fenómeno.
Según las explicaciones que ayer dio el concejal del PP Juan Antonio Mérida -portavoz del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Granada- la táctica de la Policía Local está siendo la de disuadir a los jóvenes e invitarles a que dejen de beber en la vía pública.
Pero hay también otra táctica más contundente: multar a quienes reinciden o bien se pasan las indicaciones de la Policía Local por sus partes nobles: imponerles multas. La cuantía es en verdad disuasoria: hasta 700 euros. Con ello, el Consistorio pretende mantener el orden y la limpieza en la calle.
La Policía Local, en todo caso, advierte a los participantes en estas concentraciones de que disponen de un lugar expresamente habilitado para que puedan celebrar sus reuniones: se trata del botellódromo ubicado junto a Hipercor, que ha sido diseñado para acoger estas concentraciones.
Allí, reiteró ayer Juan Antonio Mérida, está permitido beber al aire libre sin que por ello nadie vaya a ser sancionado.
Mérida opinó que si los chavales están optando por hacer botellón en otras zonas de Granada no es porque se hayan cansado de ir siempre al botellódromo de Hipercor, sino porque no saben que existe.
Así, señaló que la mayor parte de los participantes en estos botellones por el Realejo o por Pedro Antonio de Alarcón son estudiantes venidos de fuera de Granada que se acaban de incorporan a la Universidad como nuevos alumnos. En la medida en que son nuevos, apostilló Juan Antonio Mérida, desconocen la existencia del botellódromo.
«En la Universidad de Granada hay más de 60.000 alumnos, y muchos de ellos ignoran que pueden disponer del espacio junto a Hipercor», resumió el portavoz del gobierno municipal.
Otra vez más
Mérida señaló que la Policía Local espera que este mismo fin de semana vuelva a haber intentos de organizar botellones por la ciudad, y lo mismo puede seguir ocurriendo en estos días de comienzo de curso.
Ante ello, advirtió que la Policía Local va a seguir con su táctica disuasoria invitando a los jóvenes a desistir de los botellones. Y en caso de no obtener buen resultado, los agentes recurrirán de nuevo a las multas de 700 euros, que al parecer tienen un efecto disuasorio inmediato dada su contundencia económica.
El portavoz del gobierno local matizó no obstante que este año no ha habido todavía problemas de gran envergadura derivados del botellón, ya que las reuniones callejeras más nutridas han sido aproximadamente de unas 2.000 a 3.000 personas, muy lejos de los tremendos macrobotellones que tiempo atrás dieron fama a Granada. Los problemas derivados de este fenómeno cayeron en picado desde que entró en vigor la ley antibotellón que fue dictada en su momento por la Junta de Andalucía.