La Policía multa en menos de un año a 800 jóvenes por beber en la calle

Publicado en Granada Hoy el 25/11/2007.

Un año después de que el pleno del Parlamento andaluz aprobara la denominada Ley Antibotellón, que permite a los ayuntamientos regular y fijar espacios para este fenómeno, la Policía Local de Granada sigue multando a jóvenes por beber en la calle.
En lo que va de año, los agentes de seguridad han expedido más de 800 sanciones, por un importe mínimo de 300 euros cada una. El mes de marzo fue el que más multas dejó en los archivos policiales con un total de 322 sanciones, mientras que en los meses de verano apenas se registraron incidentes.
La apertura del botellódromo en la Huerta del Rasillo no ha terminado por completo con el fenómeno del botellón. La ciudad sigue estando plagada de pequeñas concentraciones de jóvenes que cada fin de semana se reúnen en plazas y calles para tomar unas copas. El Bajo Albaicín, el entorno de San Nicolás, los alrededores de la catedral, calle Elvira o las calles posteriores a la subdelegación del Gobierno siguen siendo los enclaves más afectados por el ruido y la suciedad que generan estas concentraciones que, aunque poco numerosas, siguen generando molestias.
La costumbre no será fácil de erradicar. El jefe de la Policía Local en Granada, Antonio Bezares, reconoce que el fenómeno tiene un profundo matiz sociológico que va más allá de la ingesta de alcohol. “Hay un trasfondo social en el botellón, es un pretexto de muchos jóvenes para salir y hablar”, argumenta el jefe de la Policía Local, quien no obstante reconoce que su obligación es velar porque se cumpla la ley andaluza que prohíbe beber en la calle.
Pese a que la costumbre persiste, desde el cuerpo de seguridad local reconocen que las sanciones interpuestas no son muchas teniendo en cuenta la magnitud de las concentraciones de jóvenes que se producen cada fin de semana en la ciudad. Sólo en el mes de marzo de 2007 las estadísticas de la Policía dicen que 50.898 personas pasaron por el botellódromo. El verano, y la marcha de los estudiantes, supuso un receso importante de las concentraciones en la capital. De hecho, los agentes sólo multaron durante los tres meses de verano a unas 50 personas por incumplir la normativa de ocio.
La ley tiene otro matiz. Beber a las puertas de un bar o pub también está prohibido por la ley autonómica aunque no se trate de un botellón al uso. Y esta costumbre también ha despertado ya las quejas de los vecinos. La existencia en Granada desde el pasado año de un recinto acotado y alejado de las viviendas en el que se permite consumir alcohol libremente a los jóvenes ha impedido que las multas sean mucho más numerosas.
El dispositivo especial antibotellón de la Policía Local no sólo tiene en cuenta las sanciones por beber en la calle, abarca un mayor número de actuaciones. Por ejemplo las denuncias por ruido, test de alcoholemia, inspecciones en locales, retirada de vehículos o detenciones por venta ambulante. Tomando como media mensual el mes de enero de 2007 los agentes destacan que contabilizaron 607 denuncias de tráfico, 69 retiradas de vehículos por la grúa, 14 denuncias por suciedad, 3 por ruido, 2 incautaciones de mercancías, 183 controles de identificación de individuos y 678 establecimientos controlados, entre otros. “El dispositivo es muy amplio y debe dar respuesta a todos los aspectos que puedan estar relacionados con el botellón, especialmente el tráfico y los accidentes”, afirma Bezares.
La puesta en funcionamiento de la ley autonómica y del botellódromo de la Huerta del Rasillo han impedido que la ciudad se convierta con cada festividad en un gran botellón, aunque el fenómeno sigue repitiéndose cada fin de semana, a menor escala eso sí, en plazas y calles de la ciudad.

Los vecinos aseguran que sigue el botellón

La Ley Antibotellón ha cambiado poco la percepción de la molestia de los vecinos del Bajo Albaicín que siguen encontrando cada fin de semana en el barrio a grupos de jóvenes bebiendo hasta altas horas de la madrugada. La plaza situada entre la calle Correo Viejo y Beteta, la aledaña a Molino de la Corteza, la plaza Carvajales y la de los Naranjos son enclaves habituales de reunión a partir de los jueves por la noche y durante todo el fin de semana.
La presidenta de la asociación de vecinos del Bajo Albaicín, Lola Boloix, dice que la presencia de la Policía Local no disuade a los jóvenes y que, a los pocos minutos de marcharse tras llamarles la atención, “vuelven al mismo sitio a seguir bebiendo”. En algunos de los enclaves llegan a hacer hogueras y se pasan toda la noche tocando timbales.
“No son concentraciones muy numerosas, ya que no suelen pasar de las veinte personas pero siguen suponiendo serios inconvenientes para los vecinos de la zona”, se queja Boloix. Además de las pequeñas congregaciones de jóvenes, desde la asociación han empezado a percibir que en muchos bares los clientes se piden las copas y se salen a la calle a beber, práctica que también está prohibida por la ley.
“Muchos de los vecinos están ya desquiciados, el barrio tiene plazas muy bonitas que aparecen en un estado lamentable por las mañanas”, explica la presidenta de la asociación de vecinos, que comparte esta preocupación con otras asociaciones del centro de la ciudad. “Los agentes de seguridad que patrullan por la zona deben asegurarse de que las concentraciones se disuelven porque sino a los cinco minutos de marcharse volvemos a tener el mismo problema”, narra la presidenta de la asociación de vecinos del Bajo Albaicín y muestra su inquietud ante la posibilidad de que los jóvenes atraigan a más gente a las plazas del barrio con los consiguientes inconvenientes para los vecinos.

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