Publicado en La Opinión el 22 de junio de 2007.
Antonio Cambril
La dirección: dos “militantes” de Mujeres por Granada” y columnistas de Ideal, un antiguo portavoz del PSOE en la Diputación y dirigente de la Asociación de Vecinos Bajo Albayzín, otro ex del socialismo que dirigió la Caja Provincial, una activista vecinal del Realejo, un jubilado que ayudo a exiliar el botellón… esta no es la respuesta de la derecha a Granada o Nunca, que fue, con todos los respetos y porfaplis, una plataforma de urgencia creada como apoyo electoral a Torres Vela en la agonía de la campaña. Estos ciudadanos de Granada y por Granada son seres hiperactivos, miembros de colectivos tan civiles y civilizados como rebeldes y hastiados de que aquí nunca pase nada, y si pasa es a pesar de la anémica voluntad de los dirigentes políticos. Tampoco son Granada Siempre, una agrupación conservadora con los ojos vueltos hacia las tradiciones o la derrama subvencional y espreocupada del metro, el tren, el gran teatro, el sosiego urbano o el etcétera que nunca llega. Los “ciudadanos” y las “ciudadanas” (ojo con ellas) que anteayer se presentaron en sociedad pretenden ocupar las calles abandonadas por los burócratas, tener una voz para elevar su queja y convertirse en un grupo de presión sin pasar por las urnas. Y eso es lícito y legal por más que haya quien malicie que, dada la media de edad y las distancias oceánicas que en los ideológico hay entre ellos, “no llegarán ‘vivos’ a las generales”.