El elevado precio de la vivienda ha obligado a muchas familias a vivir en los pueblos limítrofes a la capital. La población de localidades como Armilla, Vegas del Genil o Maracena crece a un ritmo desorbitado.
Publicado en Ideal el 08/01/2008.
Los 31 municipios que configuran el Área Metropolitana de Granada, exceptuada la capital, crecen cada año a un ritmo espectacular. Tanto en la extensión que ocupan sus zonas residenciales como en el número de habitantes, al ir indisolublemente unidos ambos conceptos. La situación no es nueva. Desde hace al menos una decena de años, la capital de la provincia pierde vecinos, que ganan los pueblos de su entorno. Pero también sufren una importante sangría de habitantes otras zonas de la provincia en beneficio, igualmente, del cinturón. Una comarca que depende en buena medida de la ciudad de la Alhambra. Prueba de ello es que en el referido periodo de tiempo ninguno de estos pueblos del extrarradio capitalino ha visto disminuir su número de habitantes, sino que muy por el contrario han aumentado su censo. En algunos casos, de forma extraordinaria.
La situación ha llegado a tal extremo, que a tenor de los datos de población hechos públicos fechas pasadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) resulta que el Área Metropolitana en su conjunto cuenta ya con más habitantes que la ciudad de Granada. El censo de uno de enero de 2007 así lo revela: 253.273 personas se encontraban empadronadas en los municipios del cinturón frente a las 236.207 con que contaba la capital en la misma fecha de referencia. La diferencia, por tanto, es de 17.066 habitantes en favor de los primeros. Nada más y nada menos.
Si echamos la vista atrás podemos apreciar que la evolución poblacional de ambas zonas de la provincia granadina es la que se indica. Granada capital contaba hace diez años, el uno de enero de 1998, con 241.471 habitantes, frente a los antes referidos. Es decir, ha perdido 5.264 vecinos censados. O lo que es lo mismo, un exiguo pero significativo 2,23%.
En el polo opuesto se encuentra el Área Metropolitana, que en el decenio de referencia ha pasado de contar con 182.538 habitantes a los mencionados 253.273. Ha crecido, nada menos, que en 70.735 vecinos. Una cifra de una ciudad de tamaño medio. Porcentualmente, tal cantidad supone un aumento de 38,75 puntos y refleja bien a las claras que el éxodo poblacional de la capital, sumado al de muchos otros pueblos de la provincia y al crecimiento demográfico propio, se han aliado para que municipios como Armilla, Albolote, Atarfe, Maracena o Vegas del Genil -y en realidad todos los restantes- tengan hoy día muchos más ciudadanos empadronados que hace tan sólo diez años. O incluso que hace dos.
Causas y efectos
Las causas que explican este incremento tan considerable de población por parte de los municipios del entorno de la capital son múltiples. Sin duda, el encarecimiento del precio de la vivienda en la capital -que ha situado el coste de cualquier piso o casa muy por encima del que tiene en los pueblos de alrededor- ha desplazado a muchas personas a los pueblos que la circundan. Muchas más ni siquiera se han planteado vivir en Granada por idéntico motivo y han elegido, desde un principio, otro municipio.
Igual cabría decir de quienes optaron por no vivir en la capital por motivos laborales. En este apartado figuran quienes trabajan en empresas o pequeños negocios que si bien se nutren del movimiento económico de la ciudad de la Alhambra, se encuentran enclavados físicamente fuera de la misma. Una situación que se acentuará aún más en breve tiempo cuando estén en funcionamiento los dos macropolígonos empresariales que se levantan en Alhendín y Escúzar. No en vano, entre ambos albergarán medio millar de empresas y crearán más de 15.000 puestos de trabajo.
Por lo que a las consecuencias de tamaña aglomeración de gente en los municipios del cinturón, especialmente en algunos de ellos, lo cierto es que ha provocado desfases importantes entre las necesidades a cubrir de tantas personas y los limitados recursos con que cuentan los ayuntamientos afectados. Transporte, asistencia sanitaria, abastecimiento y depuración de agua… son servicios esenciales que en muchos casos van a remolque de los aumentos de población, aunque finalmente las distintas administraciones no tienen más remedio que invertir importantes cantidades económicas para sufragar el coste de los mismos.
Desequilibrios
Pese a lo que pudiera parecer, no todos los municipios del Área Metropolitana registran un aumento de población similar, medido tanto en valores absolutos como porcentuales. Destacan frente a todos los demás, casos excepcionales como los de Vegas del Genil. Este municipio aglutina a su vez a tres pueblos -el que le da su nombre, Ambroz y Belicena- enclavados en la fértil vega granadina. Por su proximidad a la capital, su excepcional situación y otras peculiaridades más, los 2.758 habitantes con que contaba su censo el uno de enero de 1998 han pasado a ser diez años más tarde la friolera de 7.224. El crecimiento, por tanto, es de un 161,93%.
Otro tanto podría decirse de la localidad de Armilla. O quizás más bien habría que hablar de la ciudad de Armilla, que en estos diez años ha pasado de contar con 13.211 vecinos a tener 20.115, con un incremento del 52,26%.
Y un ejemplo más. Cúllar Vega es un pueblo que tenía 3.080 habitantes en 1998 y hoy su número de vecinos se ha incrementado hasta los 6.212, con una subida también significativa del 101,69%. La provincia granadina ha pasado en esta década de contar con 801.177 habitantes a 884.099, con un aumento del 10,35%.