Publicado en Ideal el 08/01/2007.
Remedios Sánchez.
A seis meses de las elecciones locales, lamento tener que augurarle al nuevo Delegado de Cultura de la Junta en Granada, al señor Benzal Molero, un porvenir espinoso. Si la política granadina ha sido en los últimos tres años una guerra sin cuartel, ahora que los sillones se mueven, que muchos puestos están en el aire y que parte del personal está espantado pensando en que van a tener que volver a trabajar, va a ser una guerra incivil de guerrillas dentro de los propios partidos, que es más dura todavía que la lucha -nunca silenciosa- mantenida entre la Junta y el Ayuntamiento, entre Pérez Tapias (tanta paz lleve como tranquilidad deja tras una gestión, más que nula, nefasta) y Nino García Royo. Por eso, las primeras declaraciones de Benzal Molero a este periódico, a fuer de ser apropiadas y convenientes para todos, para socialistas y peperos, le van a traer más de una complicación y de un enemigo, no ya en la oposición (que también, nadie quiere que el adversario diga lo que debe, que sea listo y ande listo) sino en el propio PSOE.
Dice el nuevo Delegado que «es un error político hacer oposición al PP desde la Delegación de Cultura». Sorprendente afirmación si, como sus antecesores, pretende alcanzar mayores puestos -como los que antaño tuvo en Sevilla-, esta vez allá por los madriles. Como nunca hasta ahora habíamos visto un político que no se dedique a montar batallitas para perder el tiempo mientras llega el ascenso, pienso que, o bien es un hombre sensato y decente el Sr. Benzal Molero, o bien un kamikaze, o bien estaba expresando las buenas intenciones que todos tenemos a finales de año y que dicen los especialistas que raramente duran más de un mes y medio. O bien las tres cosas. El tiempo dirá y dará la medida del personaje y de la persona, pero por lo pronto ha caído bien a los ciudadanos que es lo peor que le puede pasar a un político en etapa preelectoral en la que muchos van a aplicar el adagio juanramoniano de que entre hacer las cosas bien y hacerlas mal, hay un honrado término medio que es no hacerlas. Y el valiente que las haga, que lo pague.
Es interesante -sorprendentemente interesante- y a la vez pasmoso que sus lemas sean diálogo y soluciones porque, en Granada, sabemos poco de eso. Aquí los próceres sólo monologan o discuten y lo de las soluciones no entra en sus prioridades. La voluntad de consenso que trae Pedro Benzal es que no está ni en su vocabulario. A lo mejor, alguno hasta piensa que es una trampa, que dónde está el truco, que qué pretende este hombre diciendo -por ahora sólo diciendo, falta que intente llevarlo a la práctica- cosas serias y oportunas como que hay que sumarse a iniciativas aunque no sean de su partido (verbigracia el Premio García Lorca), que hay que hacer un gran Festival de Cine del Sur y que hay que promocionar (pero de verdad y sin sectarismos) la cultura granadina y apoyarla. Menuda sarta de sensateces impropias de político. Ya lo he dicho: en el mundo de lobos que es la res publica, si lleva a cabo la mitad de lo que promete, si de verdad cumple con los ciudadanos, lo tiene difícil para continuar. Aquí la honestidad, el trabajo bien hecho y el estar valorado por la gente, se premia con una buena puñalada política en la espalda; aunque, en este caso, si el nuevo Delegado es inteligente y decide preocuparse verdaderamente por los temas de su incumbencia, la ciudadanía y la gente de las artes no se lo va a poner fácil a los que pretendan eliminarlo por cumplidor. De todas maneras, repito: habrá que verlo. Y escribirlo.
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