Una apuesta por la Vega

Publicado en Ideal el 18/02/2007.

José Prados Osuna.

Vengo insistiendo en el asunto durante periodos temporales que rebasan el año y casi llegan al lustro. A algunos no les gusta que le enmienden la plana y que les corrijan los borrones de una mala escritura o que le intercalen una hache en la inconsistencia que produce la ignorancia alfabética. Otros quieren puntos y comas porque se asfixian en su déficit obstructivo. También hay quien prefiere impedir la oxigenación que penetra por las ventanas abiertas cuando al campo le ponen puertas y ventanas y optan por respirar el aire viciado de los sótanos del alma.
Hay extraños personajes, los menos, que abogan por restringir las libertades con el falaz argumento proteccionista, cuando al ser humano lo desamparan postergado al abandono de la ley natural de la supervivencia de las especies. Hay quien prefiere que nos gobierne un señor de oposiciones dotado de la inteligencia del papagayo e investido de pólizas y registros de entrada.

Hay extraños pensadores que aplican la ley del mercado a los mínimos y protegen los intereses de los poderosos en el supuesto del monopsonio, estúpida filosofía de renuncia que consagra como de derecho propio el abuso y el expolio que se comete contra la gran mayoría. Pero ello duele mas cuando la insensibilidad procede de la bancada que se sitúa un poco más a la izquierda.

La Vega ha sido atacada por el urbanismo desaforado que libre se ha transformado en depredador. Y ha depredado porque el déficit ha sido incontenible y ha sido lascivo porque unos pocos (que no gobiernan) han querido represar la avalancha del progreso y la riada incontenida se ha refugiado en los recodos de la necesidad y allí ha anidado el huevo de la serpiente. Después vino el escándalo.

¿Por qué la expansión no se ha realizado en los llanos que existen entra la Malahá y Ventas de Huelma? ¿Por qué no en los Llanos de Armilla? Pues porque allí no existe ni hundimiento de la agricultura en manos de los monopsonistas, ni tanta necesidad revestida de presupuesto público. Es meridiano que ha fallado la planificación urbanística a nivel metropolitano o comarcal, la consideración de Granada como un ente de superior dimensión y categoría de forma especialmente interesada y obtusa, nivel de altura para otear el horizonte de los años y solidaridad intraterritorial, ‘palabrejo’ que se ha ausentado de las normas especiales de convivencia y que otros interpretan con gracejo estúpido como asuntos de agravio ‘catetil’.

Y nos dan una solución de andar por casa, apósito de urgencia o chapuza por doquier entre la enmarañada solución de la agricultura ecológica, que todo lo cura, solemne declaración de lugar histórico o ‘Bois de Boulogne’ pero a lo grande, 100.000 hectáreas de plásticos podridos, maleza, jaramagos y nidos de roedores que asfixian el fragor de los celindos cuando el viento arrastra el fétido olor de la podredumbre y el abandono. Si descuidan hasta los jardines ciudadanos al mes de su inauguración con cinta, coche oficial, político que aquí se estira y ‘genuflexa’ nada más escuchar el murmullo de los naranjos de San Francisco.

Pero los de la agricultura ecológica olvidan de nuevo que los monopsonistas son los culpables del desastre, para poner en sus manos una nueva opción de futuro adornada de subvenciones expropiadas y enriquecida con la miel de la extorsión y el beneficio que prolonga la agonía de tanta ilusión ahogada en sufrimientos. Durará un lustro o dos, pero la ley del mercado es inexorable como las leyes de la física y terminará devolviendo la entropía que pertenece al caos por su falaz e inestable inconsistencia. ¿No es más fácil aplicar las leyes del mercado contra las grandes superficies y permitir a los agricultores que compitan en igualdad de condiciones? ¿No debe ser el papel de los Ayuntamientos el de facilitar la vida de sus ciudadanos favoreciendo el acceso de sus productores a los propios mercados y beneficiando de ello a los consumidores? ¿Cuántas concejalías agrícolas existen en los ayuntamientos de la Vega que se dediquen a ordenar y proteger los cultivos y a sus productores?

No más declaraciones sin sentido ni fundamento, ni más proyectos inalcanzables pues si para ferrocarril, carreteras y cultura somos los últimos de Andalucía, ¿cómo se pueden imaginar fantasías oníricas de porro y porrón? ¿No es mejor olvidar que en el pasado la Vega fue un gran criadero de ‘cannabis’ y que en el siglo XIX preñó sus entrañas de más de 10.000 has. de viñedo? Pasan los años y surgen nuevas necesidades. Hoy es posible imaginar que además de los frutos del pasado inmediato, la Vega tiene capacidad para producir 450 millones de litros de alcohol que son equivalentes a 315 millones de litros de gasolina, lo que significan 3 millones de barriles de petroleo anuales, que casi es el 20% del consumo andaluz en automoción.

¿Saben los granadinos que en el subsuelo de la Vega hay inmensas bolsas de vapor a 120º C capaces de general volúmenes de energía limpia superiores a las de una central térmica contaminante? Y sabiendo todo esto, ¿quién ha dado el visto bueno a la construcción de un parque industrial en pleno corazón de las alamedas, en el centro de la Vega de Fuente Vaqueros? Los ciudadanos sólo pedimos sensatez, cordura y coherencia. La iniciativa no se logra por sufragio universal, pertenece a la más pura esencia que aromatiza los celindos.

Esta entrada fue publicada en Artículos de Opinión. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

*


*

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>