A dos velas

Publicado en Ideal el 12/03/2007.

Remedios Sánchez.

En los últimos días, saliendo del anonimato que acostumbra, don Javier Torres Vela ha hecho dos cosas: ha nombrado lo que él denomina una ‘comisión de notables’ a fin de que le haga el programa para ganar las elecciones al otro Torres, y ha declarado públicamente que «las ciudades que ganan la batalla son las que tienen las 3 T de las que habla Richard Florida: talento, tecnología y tolerancia».
El equipo de notables (notables, lo que se dice notables, hay pocos; los que abundan son, mayormente, los suspensos) lo coordina Manuel Pezzi, que es algo así como el encargado de Torres Vela para cuestiones terrenales, puesto que él, a la vista está, anda siempre en las nubes, pensando y repensando qué milagro se puede hacer para triunfar en unas elecciones que de antemano muchos socialistas dan ya por perdidas. Porque, que nadie se lleve a error: don Javier es un proyecto de asceta político (todavía no se ha planteado alcanzar el grado místico, pero todo se andará), un proyecto de asceta político -decía- convencido de que para llegar al sillón consistorial hay «que perder el gusto por el apetito de las cosas», que escribía San Juan de la Cruz, limpiar la memoria del apego a lo terreno, a lo corpóreo. Sin embargo, no creo yo que en el PSOE (ni en ningún partido) estén por la labor de perder apetitos de la índole que sean. Aquí todo el mundo está acostumbrado a comer bien y además en estos tiempos preelectorales, se han despertado ya los estómagos agradecidos y serviles que han dormitado durante cuatro años y están pidiendo su ración en esta merienda de negros en la que entre todos están convirtiendo la política.

Lo cual, que don Javier está cada día más sólo y se le entiende peor, incluso dentro del partido. Los defensores más acérrimos de la candidatura, los últimos de Filipinas, están tratando de deducir qué pretende Javier con su singular estrategia del silencio perpetuo mientras se le escapa el tiempo entre los dedos, mientras se marcha la vida política a lo lejos, entre inauguración e inauguración de Torres Hurtado, que estos días parece que ha sido premiado con el don de la ubicuidad a pesar de todos sus defectos.

Y en éstas estábamos, entre polémica, inauguración y obra, entre obra, inauguración y polémica, cuando presenta Torres Vela a sus notabilísimos en el Parque de las Ciencias, no hace ninguna propuesta concreta y plausible -así se evita críticas- y les pide (de ilusión también se vive) que para abril a más tardar le tengan terminado un programa que solucione todos los problemas de la ciudad -de qué vivimos, dónde vivimos y cómo vivimos- y que, a ser posible, sigan las premisas que esotro místico que es Richard Florida propone para que una ciudad funcione como Dios manda. La citada estrategia de las tres T: talento, tecnología y tolerancia, tres palabras, tres conceptos, que lamentablemente sabemos que cada vez es más difícil que casen con Granada merced a la falta de capacidad y de eficacia de los que han dirigido la ciudad en los últimos lustros. Los responsables de que Granada sea lo que es hoy y no lo que debiera ser. Cuando lo pienso, me vienen a las mientes otras tres palabras, en apariencia menos profundas, menos refinadas, pero más esclarecedoras si las aplicamos al personal que nos ha gobernado y a su forma de hacerlo. Las pronunció Romanones en la Real Academia y cualquiera podría perfectamente aplicarlas hoy a los dirigentes granadinos. Tres palabras como tres templos. ¿Joder, qué tropa!

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