Publicado en Ideal el 16/04/2007.
Remedios Sánchez.
Tal que hace una semana se confirmó lo que casi todos nos barruntábamos y lo que Torres Vela esperaba con impaciencia y con la misma ilusión que un niño en día de Reyes: Nino García Royo no va en las listas del PP para las próximas elecciones. O sea, que el alcalde candidato, ese disciplinado hombre de partido que es Torres Hurtado, prescindió desde la distancia que es el olvido -estaba ‘missing’ en Marraquech, paradójicamente, con empresarios del ladrillo- del que ha sido su mano derecha en los últimos cuatro años, del concejal galáctico, del edil agrio y obstinado que le ha dado los mayores berrinches pero también le ha aportado gran parte de las actuaciones vendibles al ciudadano para el 27-M -Urbanismo es, junto al área de Cultura gestionada por García Montero, la concejalía en la que más se fija la gente-; son trescientas las obras que han puesto al personal al borde del infarto este cuatrienio pero, ahora, ya terminadas, parece que satisfacen y que animaban a más de uno a confirmarlo en el sillón de la Plaza del Carmen. Con la salida de esta pieza maestra y valiosa que ha sido García Royo, eso ya no está tan claro.
La justificación oficial que da la cúpula pepera es que el urbanismo no va a ser uno de los ejes para el nuevo proyecto que presentan (se han debido olvidar de la tramitación del PGOU y la llegada del AVE), que hay que respetar la parida de la paridad -como si las mujeres tuviesen que entrar por cuota y no por capacidad o inteligencia sobradamente demostrada, verbigracia, por Isabel Nieto, entre otras- y que García Royo tiene un perfil que no encaja con otra concejalía porque es demasiado brillante. La extraoficial, en los mentideros políticos -por lo tanto la auténtica- es que García Royo, aparte del talento, también tiene mal carácter y no es un hombre de partido, dos magníficas cualidades a ojos de los ciudadanos, pero dos defectos gravísimos para ser ‘alguien’ en política. Tener talento es la tercera cualidad de Nino y por eso prefiero pensar que más de uno de los ediles actuales lo oculta con esmero para no ser el siguiente.
No tengo muy claro quién ha sugerido al equipo rector del PP esta decisión, pero lo que sí es obvio en que ése alguien quiere dar al PSOE la última esperanza, el último respiro. Ya decía San Ignacio de Loyola que en tiempos de turbación es mejor no hacer mudanza; como Torres Hurtado parece que no tiene demasiada afición a la lectura se lo explicamos mejor con una máxima del vaquero; en los westerns se aconseja al buen cowboy no cambiar de caballo en mitad de un río. Por un caballo -el de Pérez Villalta- perdió Moratalla el Ayuntamiento, porque está claro que Torres Hurtado no ganó la alcaldía en 2003 cuando era casi tan desconocido en Granada y se le veía tan desorientado como ahora se percibe a Torres Vela; es que la perdió José Moratalla que no es lo mismo. De esto y de cuando cuatro años antes Díaz Berbel la perdió con Moratalla debería haber tomado lección para no dar la patada a Nino, que no sé si ha sido una patada en el culo como dice él, pero sí un intento de patada hacia arriba, que son las que se les dan a aquellos que estorban para el medro en cualquier partido. De todas maneras García Royo ha dicho un no rotundo al Congreso, al Senado y a la casi imposible vicepresidencia de CajaGranada. Nino, pues, se va a la Agencia Tributaria. Nino no tiene problema porque, encima, le gusta ser inspector de Hacienda que, para gustos, los colores.
El problema será adónde van a ir muchos del PP si después de esto pierden unas elecciones que daban por ganadas. No por su genialidad sino por la torpeza de un contrario al que ahora emulan.
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