COCODRILOS Y TIBURONES
Remedios Murillo Cubillas
Ciudadanos por Granada
Granada la inmovilista, la plañidera, la de la ciudadanía levítica y egoísta… No se ya cuantos adjetivos calificativos soportamos a lo largo del año desde las páginas de los diarios y la palabra hablada de las emisoras, de radio y de televisión. Son tantos, que casi nos hemos acostumbrado, los amamos y los asumimos como un bagaje que tenemos que transportar para las mil batallas que todo granadino tiene que librar mientras transita por esta bella tierra.
Como decía, nada de lo anterior nos asombra, pero ¡he aquí! que la historia nos deparaba novedades de gran singularidad, algo inesperado, tan original que nadie había tenido la ocasión de conocer. Gran hallazgo. Nuestra ciudad tiene cocodrilos que viven en centros oficiales. Parece ser que los han encontrado allí, en la Alcaldía de todas las alcaldías, agazapados en el nuevo edificio inteligente de la carretera de Málaga, muy propio por sus altas temperaturas para que sobrevivan esos reptiles de coraza infranqueable, especialistas en reposar entre dos aguas y adaptados a temperaturas tórridas. Descubrimiento este , tan singular que ha hecho a las autoridades ilusionarse con la idea de conservarlos, mimarlos y mantenerlos dentro dela Institución,.
Reflexionar en el hallazgo de ese Zoo ( nos anuncian la próxima aparición en escena de leones y tigres) cuando ya teníamos constancia de enormes tiburones que vivían en edificios singulares de nuestra vega y nadaban hasta el Mediterráneo, me ha hecho caer en la cuenta de que en las instituciones granadinas, aparte de los personajes que vemos retratados cada día, existe un parque más o menos animal, más o menos racional, con vida propia que arrastran sus panzas, sus colas y sus mandíbulas, entre legajos, licencias, cuentas corrientes , concesiones y ¿por qué no? comisiones.
Es duro que pongan en evidencia una realidad que desconocíamos, pero ya sabemos por la mitología que cuando se destapala Cajade Pandora los males se desparraman por el mundo quedando en el fondo solamente la esperanza. Yla Caja la han abierto los políticos, no nosotros, pobres ciudadanos de a pie a los que la evidencia de tanta maldad nos tiene sobrecogido el corazón y nos hace muy difícil alcanzar la esperanza.
Nos preguntamos si todo este deterioro patrimonial, si todo este marasmo en el que agoniza Granada, la lentitud para alcanzar cualquier objetivo, el desastre en las restauraciones, la pérdida de nuestros bienes, materiales e inmateriales, de la gestión local de tantos recursos, etc. no será culpa de todos los cocodrilos que se pasean con su proverbial lentitud por los “pluriorganismos” responsables de esta ciudad, que si bien un día fue cabeza de un Reino, ahora se conforma con no convertirse en la octava ciudad de esta Andalucía imparable que tanto se nos ha predicado.
Me consta que esta fauna de larga vida sigue siendo de alta peligrosidad y amenaza con devorarla Granada, pero no olvidemos que en el fondo de la caja de Pandora quedaba la esperanza y armada con ella me atrevo a plantear tres peticiones.
Primera necesidad ineludible: quela Delegaciónde Cultura, suelte de sus garras la licencia para la total reconstrucción del edificio singularísimo del Hospital de S. Juan de Dios, cuyo excelente Plan Director apresaron hace más de cuatro años, y mientras lo digieren, un BIC al que están obligados a proteger, se deteriora inexorablemente, cuando los propietarios- los Hermanos de S. Juan de Dios- están dispuestos para su completa restauración. Ya es hora de que el cocodrilo abra las fauces y deje escapar la licencia
Segunda necesidad : ya estamos hartos, desesperados, de ver desangrarse a la ciudad por una brecha que inexpertos e irresponsables cirujanos realizaron abriendo su vientre en canal, y cuya sangre, vísceras y entresijos, se pudren y mueren al sol y lluvia de inviernos y veranos. Huele a podrido. ¿Qué alimaña se ha tragado el presupuesto del tranvía-metro?
Tercero: los propietarios de Caja Granada, (no accionistas, sino impositores) deben tener claro qué ha pasado, quienes son los responsables de que haya dejado de existir una Institución financiera que fue buque insignia y que ha sido deglutida por dragones no tan legendarios, sino reales y constatables. Los sindicatos callan, los eres los pagamos todos y en el “mar nuestro”- más bien ajeno- naufragan las ilusiones y los amores de tantos granadinos que lucharon porque los recursos de Granada revirtieran en proyectos y mejoras para la provincia. Los tiburones han nadado lejos, llevándose entre bolsas, bolsillos y socios todo aquello que la ciudad tanto quiso, dejándonos la amargura de que Granada es mucho más pobre, aunque, eso si, unos cuantos paisanos son mucho más ricos.
¿Será por todo lo anterior que otra de las carencias de Granada es no poseer un Parque Zoológico en condiciones? Quizá no sea necesario…aunque este no es apto para niños.