Siempre Granada

Siempre Granada

Remedios Roldán, portavoz de ‘Ciudadanos por Granada’

 

A ‘Ciudadanos por Granada’ se le suele acusar de estar montados en el pesimismo a la sombra de la queja, de ser expertos en ver lo negativo e incapaces de no saber mirar hacia el brillante futuro que nos pretenden vender. Tal vez esta apreciación se deba a que quienes esto piensan no poseen la independencia deseable. Aparte del amor a Granada. Desgraciadamente nos acosa la palabrería más vana y vacía.

Granada, acostumbrada ya a ser la primera y la última para las administraciones, se usa como moneda de cambio. Si hay que recortar o gestionar los presupuestos militares, ahí está Granada para eliminar en 1984 su Capitanía General, sin tener en cuenta su historia pues fue la primera que se creó de su índole en la Corona de Castilla. En ferrocarriles, desaparece la línea que unía Granada con Levante, se venden las estaciones y hasta los terrenos por los que discurría para ni siquiera poder dar marcha atrás. Si se trata de priorizar actuaciones, Granada se coloca al final de la lista y se utiliza, pues podemos pensar que gracias al eterno retraso en el Campus de la Salud se ha podido terminar la universidad Pablo Olavide en Sevilla y el Parque Tecnológico en Málaga. Si hay alguna administración andaluza que esté descentralizada, le toca a Granada, pues si la sede del Tribunal Superior de Justicia se encuentra en esta ciudad, las salas correspondientes se las llevan a Sevilla y a Málaga sin importar que Isabel I de Castilla trasladara desde Ciudad Real a esta ciudad en 1505 el órgano judicial de la Real Audiencia y Chancillería. La historia, si se refiere a Granada, así como a su Reino, no hay que tenerla en cuenta pues siendo éste, el Reino de Granada, el único que aparece en el escudo nacional no tiene su correspondencia con una comunidad autónoma sino que fue metida con calzador en la macro autonomía de Andalucía.

Como la acusación de la queja es reiterada, también reiteraremos nuestros motivos para la misma: en los últimos treinta años, Granada no ha superado las tres últimas posiciones en renta per cápita; es la única provincia que no tiene acabada la autovía del Mediterráneo y que escasamente supera el 50% de la longitud que le corresponde; se inician las obras de un metro, cuyo nombre supera a lo que quedará como tranvía, se paralizan durante años arruinando a un gran número de pequeños y medianos comerciantes pero, al contrario que en Sevilla, aquí se tiene que pagar la parte correspondiente; un nuevo hospital que no lo es, porque lleva años sin equipar y que ha habido ya que restaurar, con la promesa de una inauguración que nunca llega; un Campus de la Salud cuyos terrenos son ocupados por edificaciones residenciales; un espacio escénico, quisiéramos un Teatro de la Ópera, que no se ha empezado ni se piensa iniciar porque no se reservó un euro para él;  un Estadio de la Juventud en ruinas desde hace más de veinte años; unas impresionantes obras paradas del Centro Comercial Nevada que nunca debieron autorizar; un Cuarto Real que se hunde por no llegar a acuerdos en años; un Plan Especial del Albaicín atascado intemporalmente; una Abadía del Sacromonte que se desmorona; un Cerro de San Miguel que se orada en cuevas sin control; un Centro Lorca enquistado; unas murallas nazarí y zirí que se caen, un patrimonio histórico cultural granadino de primera importancia que se deteriora mientras las administraciones responsables miran para otro sitio; una Vega que sigue desprotegida, etc.  Un último recuerdo: Expo 92, conmemoración de los 500 años de la Toma de Granada, se celebra en Sevilla y paga el Estado; para compensarnos, Granada celebra los Campeonatos del Mundial de Esquí (las sierras de Andalucía Occidental no tienen nieve) pero Granada  ha devuelto hasta el último euro.

Y tantos agravios que nos duele seguir enunciándolos. ¿O no lo son?

El último, el AVE y su Estación,  y como suele ser dentro de la norma en Granada nos llega en crisis económica y sugieren, los políticos y otros, ser realistas y acomodarse a la actual situación. Si en la gran mayoría de ciudades llega el ferrocarril y el Ave lo más cerca del centro de la ciudad, en Granada se propone justamente lo contrario por la crisis económica, ubicando la estación a varios kilómetros del punto neurálgico de intermodalidad. No importa que Granada sea una ciudad turística y que el foráneo que llegue vea al bajarse un polígono industrial y alguna haza de vega (si es que para entonces queda alguna). Menos importa, quizá, que el actual sitio en el que se encuentra la estación de ferrocarril sea un lugar privilegiado por sus vistas de la Granada árabe y cristiana y que con un buen y adecuado diseño fuera posible conseguir la estación ideal inmersa en un gran parque para hacer de la visita a Granada algo inolvidable. La propuesta surgida ahora es una falta de respeto a Granada y a los granadinos. Aparte de una solemne improvisación.

No dejamos en el olvido que en el proyecto de Innovación del PGOU aprobado en 2009, la zona de la actual estación se incluye en una zona de actuación con uso residencial. El gran parque esperado quedaría en simples jardincillos.

Pero ‘Ciudadanos por Granada’ sigue sin abandonarse al desaliento.

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