LEALTAD

Hace pocos días, en la Subdelegación del Gobierno de Granada, asistíamos expectantes a la presentación “oficial” del anteproyecto de nueva estación de ferrocarril, AVE incluido, de la ciudad de Granada, realizado por el prestigioso arquitecto D. Rafael Moneo.

Pocas veces en la historia de las ciudades se presentan oportunidades de que una intervención urbanística, por su extensión y situación, nos brinde la posibilidad de redefinir y mejorar una gran parte de la misma. Fue en los comienzos del siglo XX cuando la llegada del ferrocarril a las ciudades, normalmente a su periferia, producía en las mismas una reserva de suelo importante que poco a poco se ha visto envuelto por el normal crecimiento y hoy se ubica en situaciones privilegiadas dentro del casco actual.

A finales del siglo XX y principios del XXI ha llegado la ocasión de renovación de esas instalaciones con su modernización, de cara a mejorar el servicio, y para preparar la llegada del AVE. Aprovechando esa circunstancia, ciudades como Córdoba, Málaga o Jaén han sabido introducir sustanciales mejoras urbanísticas, sobre todo tras el soterramiento de los trazados urbanos de las nuevas vías, liberando grandes cantidades de suelo para beneficio de la ciudad.

Ahora llega el turno a Granada, donde nos encontramos que el soterramiento de las vías liberaría a un constreñido y populoso barrio como La Chana y una inteligente definición y ubicación de la nueva estación generaría el espacio urbano de mayor calidad de la ciudad del siglo XXI, barrios históricos aparte.

Precisamente la especial cualidad de esta ciudad de Granada es el paisaje y en el solar actual de la estación se concentran especialmente estas esencias con una de las mejores vistas de la Granada árabe, renacentista y moderna, todo ello con la Sierra como telón de fondo.

El siglo XX ha maltratado a Granada de manera intensa, con una densidad y dudosa calidad edificatoria, por lo que la oportunidad que se presenta es única de cara a mejorar las condiciones urbanas del centro actual de la ciudad.

Ante esta tesitura, la ciudadanía en pleno demanda que se libere el  espacio de la estación para un gran parque central de la ciudad moderna, ya que eso es posible en estos momentos, y nuevamente nos encontramos con la triste realidad de que nuestros políticos no están a la altura.

Sin entrar en el diseño concreto del edificio de la estación, que no dudamos que será exquisitamente resuelto por el Sr. Moneo, no tenemos ninguna duda de que la futura estación puede resolverse en el espacio del Camino de Ronda, bajo el puente, y que pueden liberarse la totalidad de los terrenos actuales de la estación y algunos más de los aledaños, para generar el espacio moderno de más y mejor calidad urbana de la Granada moderna.

Sin embargo, con gran tristeza, hemos asistido en la mencionada presentación al patético espectáculo de nuestros políticos peleándose nuevamente sin el más mínimo atisbo de atención hacia las aspiraciones de la ciudadanía.

Efectivamente el Sr. Moneo, magnífico arquitecto, llega a la conclusión de que la ubicación de la estación nueva debe ser al oeste del solar disponible, pero flaquea en su valentía y no la lleva decididamente bajo el puente de La Redonda. Seguramente porque entre sus premisas, o las que le dan los que le encargan el proyecto, no figura el liberar la mayor cantidad de suelo para un gran parque de la ciudad, y aunque libera alguna parte del mismo, lo estropea soterrando las vías de los andenes bajo el mismo, con lo que no hemos ganado nada los granadinos ya que nunca puede ser un parque si tiene debajo toda la infraestructura de la estación, que se manifiesta como enormes lucernarios lineales.

En definitiva la nueva propuesta sitúa la estación en el mismo sitio que ya estaba, al margen de que se traiga el vestíbulo de accesos más cerca del puente y los granadinos volvemos a perder una oportunidad más. Ya deben quedar pocas de esas oportunidades, porque no hemos parado de llevarnos disgustos.

Para colmo, se planifican unas viviendas, según dicen, para hacer viable el coste de la operación y ocultar la mala cara del barrio de los pajaritos. Claro indicio de que los primeros especuladores son las distintas Administraciones, con una excusa o con otra.

Mientras tanto, los políticos de uno y otro signo, sin el mas mínimo rubor se tildan de desleales entre si por pequeños desacuerdos en la cantidad de poder y decisión que cada uno quiere tener en la operación, sin haber escuchado las aspiraciones del pueblo de Granada ni plantearse siquiera quien defiende la lealtad para con los granadinos y su ciudad.

Señores políticos, abanderen en bloque la idea de un gran parque central de la ciudad moderna en los terrenos de Renfe y pónganse a trabajar para buscar la viabilidad de la llegada del AVE soterrado a la ciudad que termine en una gran estación moderna y de alto nivel bajo el puente de la Redonda, que se puede hacer, se debe hacer, y que es a lo que la gran mayoría de la ciudadanía aspira.

La historia será la que reconozca los esfuerzos de aquel que esto consiga.

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