´Puzzles´ callejeros

Publicado en La Opinión el 02/08/2009.

Las diferentes administraciones locales han querido dejar su impronta en la vía pública, lo que ha generado tantos estilos de pavimentos, adoquines y empedrados que quitan brillo a la ciudad.Granada cuenta con la dudosa virtud de ser ´rica´ en variedad de pavimentos. Las sucesivas administraciones locales han dejado su huella urbanística sin seguir un criterio homogéneo en la mayoría de los casos. Basta con afilar la mirada para detectar la mezcla de churras con merinas. Y no hace falta irse muy lejos.
En pleno corazón de la ciudad, en la Plaza del Carmen, ya se aprecia el fenómeno. En la unión de la calle Navas con Escudo del Carmen, los ciudadanos pueden divisar baldosas de color neutro divididas por una franja en el medio en la primera con otras de bordes negro en la segunda. Si se sigue por Escudo del Carmen dirección Fuente de las Batallas, en apenas unos metros cambian las losetas de bordes por otro estilo de baldosa, en la escaleras que bajan a Ángel Ganivet. Si antes de bajar las escalinatas se da un giro a la izquierda por Rector de Morata se pasa a mármoles mayoritariamente de colores crema. Son unos 10 metros. Al finalizar se entra en Gozo, donde curiosamente sigue el mismo estilo de pavimento anterior aunque cambia en sus extremos: a un lado se encuentran otras escaleras que bajan a Ganivet, con otra clase de piedra. Al otro lado de este pequeño tramo que es la calle Gozo, unos 5 metros, aparecen inamovibles dos hitos de piedra. Muy feos por cierto.
Al doblar en esta vía se entra en Saravia, una calle desangelada que sirve de espalda a los bares de la calle Navas. Aquí, vuelve a aparecer el empedrado de toda la vida, pero no con los hitos de la granada, que son mayoría en la ciudad, sino con bolas de piedra fijadas al suelo que aparentemente quieren cumplir la misma función que aquellos.
Curiosamente, esta vía cuenta con varios árboles; una calle de las más bonitas de los alrededores pero poco transitada. Su uniformidad se acaba pronto; al terminar la vía, de unos 20 metros, ésta se estrecha y el pavimento se torna deteriorado y remachado con parches de asfalto. Si se regresa a Navas y se camina dirección al Realejo, al cruzar San Matías y entrar en Rosario cualquier vecino habrá pasado de un pavimento ´moderno´ y homogéneo al querido empedrado granadino. Y si se dobla en Varela, se podrán contemplar otras baldosas, pequeñas, grises y rectangulares, muchas de ellas flojas, que obligan a tener ojo avizor cuando llueve, ya que una pisada en falso puede significar una bonita mancha en el pantalón. En esta misma calle se encuentra la Plaza de Carlos Cano, con poco verde y mucho cemento.
Allí, en uno de los caminos que la bordean aparecen dos pilares de piedra unidos por una cadena de hierro. También poco agraciados y aparentemente innecesarios.
Si se continúa el paseo por Ancha de Santo Domingo, los adoquines de esta calle cambian de formato al llegar a la plaza. Muy cerca de allí, en el Campo del Príncipe, cambia totalmente el paisaje; el asfalto en dos franjas –el modelo que está implementando el Ayuntamiento últimamente– y las barandas rectangulares dominan el paisaje. Párrafo aparte merece la proliferación de estas barandillas en la entrada al Carril de San Cecilio, que transmiten una sensación de asfixiante.
Los cambios también se notan en la misma Plaza de Isabel la Católica. Del firme de Gran Vía se pasa a un breve tramo de empedrado con grandes parches de asfalto. Una mezcla que no acaba siendo una cosa ni la otra. Al lado, en la Plaza del Poeta Luis Rosales se aúnan losas negras, baldosas neutras y empedrados. Éste último resulta diferente en la explanada del Palacio de Abrantes; unos adoquines lucen más nuevos –y son de diferente formato– que otros. Aparentemente sólo se ha renovado un trozo de la calle y se ha dejado el resto para mejor ocasión.
En otra zona céntrica, entre Mesones y Alhóndiga, el piso de las galerías que comunican ambas calles son bien disímiles; los hay con baldosas decoradas con puntos rojos, verdes y amarillos o con colores neutros. Por supuesto, el diseño es totalmente opuesto. Pero estos son sólo algunos ejemplos de una nutrida lista de variedad de pavimentos, remaches de asfalto en adoquines y convivencia de hitos de diferentes formas en la misma calle. Y todo los cambios se dan, en muchos casos, en pocos metros. Y todos en Granada, una ciudad monumental cuya principal fuente de ingresos es el turismo.

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