Javier Gallego Roca y Ramón Fernández Alonso presentan su propuesta de rehabilitación para el emblemático monumento, una acción que se basa en el respeto a todas las etapas históricas del conjunto.
Publicado en Granada Hoy el 09/10/2008.
La qubba o salón de protocolo del palacete nazarí y la casa burguesa del XIX, “dos edificios distintos y distantes en el tiempo”, pasarán a formar un todo integrado, un matrimonio bien avenido que a punto estuvo de terminar en divorcio pero que la rehabilitación de Javier Gallego Roca y Ramón Fernández Alonso convertirá en un conjunto perfectamente ensamblado. Es la esencia del proyecto de reforma que el tándem de arquitectos granadinos dio a conocer ayer, justo una semana después de resultar ganadores del concurso convocado para recuperar el Cuarto Real de Santo Domingo. Y, como en cualquier matrimonio, la base es el respeto. El respeto a todas las épocas históricas y elementos que componen el conjunto. Y la solución aportada por los arquitectos tiene como “herramienta principal el material y la utilización de técnicas constructivas contemporáneas” para llevar a cabo una actuación que tiene como premisa “no construir”.
La paradoja teórica se llevará a la práctica con intervenciones muy sutiles que abran el monumento a la ciudad por más flancos, que permitan visualizar los restos arqueológicos y realizar en la zona futuros estudios.
Para ello, se rediseñará la cubierta de la casa del XIX -que acogerá las instalaciones, ya que todas irán por el techo-. Se eliminará su alero y se rebajará la altura para integrarla con la qubba. La construcción decimonónica, se convertirá en un espacio diáfano y abierto a múltiples usos. Se abrirá un acceso al oeste del parque con una escalera que salvará el desnivel del Cuarto Real y la calle; se ampliará la plaza que sirve de antesala al mismo; y se cubrirán los restos arqueológicos con materiales trasparentes que permitirán su contemplación. También se crearán un mirador desde que el que se podrá contemplar el jardín romántico, el parque y las huertas. Ayer, en el acto de presentación oficial de todas estas propuestas de la esperada restauración, no faltaron los dos testigos que han oficiado como celestinos: la edil de Urbanismo, Isabel Nieto, y el delegado de Cultura, Pedro Benzal, una pareja que ayer también se mostró bien avenida y orgullosa de haber desatascado un proyecto que llevaba casi dos décadas en suspenso y que están dispuestos a defender de posibles críticas.