Los vehículos pueden circular desde ayer por los dos nuevos tramos de autovía terminados entre Granada y Motril. Ambos suman otros diez kilómetros de vía rápida.
Publicado en La Opinión el 05/08/2008.
No hubo placa conmemorativa ni cinta que cortar, pero la inauguración de los dos nuevos tramos de autovía a la Costa pasarán por ser, sin duda, uno de los actos más importantes del verano. Hasta los obreros de la empresa Acciona, adjudicataria del proyecto, rompieron en aplausos cuando el primer coche entró en el tramo de la A-7 que une Guadalfeo con La Gorgoracha. “Esto ha sido como un parto”, bromeaba uno de los técnicos. Y no le falta razón, porque la construcción de la vía ha sufrido todo tipo de obstáculos. Por eso, ver por fin a los automóviles recorrer esos diez kilómetros de autovía bien merecía un aplauso, a pesar de la cara de asombro de más de un conductor abrumado por tanta expectación.
El caso es que, desde ayer, Granada está más cerca de Motril aunque aún falten por abrir los otros diez kilómetros del tramo entre Ízbor y Vélez de Benaudalla. El Ministerio de Fomento, que mandó ayer a varios representantes a presenciar la apertura de la vía, permitió por la mañana el tráfico en sentido hacia la capital, y por la tarde abrió la autovía en sentido Motril.
Los conductores, eso sí, deberán acostumbrarse en estos días a los desvíos de tráfico necesarios para enlazar con la nueva A-44. Ayer, y a pesar de ser lunes, ya se registraban los primeros atascos causados, en gran parte, por la indecisión de no saber a dónde dirigirse. Para los que aún no conozcan el itinerario previsto por Fomento, los coches deberán cruzar el puente del cruce de Vélez de Benaudalla para coger la carretera de la Alpujarra.
Tras casi dos kilómetros en sentido Órgiva, enlazarán con el tramo Vélez-La Gorgoracha a través de una rotonda de nueva construcción, hasta llegar al cruce del puerto de Motril, donde lo bueno se acaba y empieza la siempre atascada N-340. Los que suban hacia Granada tendrán que hacer el recorrido en sentido inverso, es decir, subir por la autovía hasta la citada rotonda y bajar por la carretera de la Alpujarra hasta el puente de Vélez. Este pequeño tramo es quizá el que más temor genera a Fomento y la Dirección General de Tráfico, por el posible tapón que puede originarse en días de mucha circulación.
Representantes públicos. El Ministerio no tenía previsto ningún acto público para abrir al tráfico la autovía, pero eso no evitó que se dieran cita varios representantes del Gobierno. Además de varios técnicos de Fomento, estuvieron presentes el subdelegado del Gobierno, Antonio Cruz; el jefe de la Demarcación de Carreteras de Andalucía Oriental, Juan Francisco Martín Enciso, y el jefe provincial de Tráfico, José Vico. Ninguno de ellos quiso hacer declaraciones. Quizá esperan a la inauguración oficial de toda la autovía, cuando la ministra acuda a cortar la tradicional cinta.
A 8,9 millones por kilómetro
La difícil orografía del terreno, con escarpados barrancos y taludes de arena, ha dificultado las obras y ha disparado el presupuesto. Se han levantado seis viaductos.
La ejecución de la autovía A- 44 entre Granada y Motril ha tenido un gran enemigo: la orografía del terreno. Un terreno que ha complicado sobremanera las actuaciones de las empresas adjudicatarias y que ha ocasionado importantes retrasos, que se unen a los registrados en el ámbito administrativo. De hecho, han hecho falta varios años para que los vehículos puedan circular por la nueva vía, tal y como hicieron ayer por primera vez.
Las empresas adjudicatarias de cada tramo han tenido que luchar contra escarpados barrancos de roca juntos a taludes de tierra que se desintegraban en cuanto los tocaba una máquina. Ésa ha sido la gran dificultad de la ejecución de las obras, la composición de los materiales que abundan entre la capital y la Costa Tropical.
De hecho, algunas constructoras han tenido que instalar redes metálicas para contener los taludes y evitar corrimientos de rocas y arena sobre la calzada. En otros tramos, como el que discurre por La Gorgoracha, han sido necesarias hasta 200 voladuras para avanzar en un terreno áspero y rocoso.
Con estos datos no es de extrañar que el coste medio por cada kilómetro de autovía –tan solo en los dos tramos abiertos ayer– ascienda a 8,9 millones de euros. Según información del Ministerio de Fomento, el tramo Vélez-La Gorgoracha, que tiene una longitud de 6,64 kilómetros, ha requerido una inversión de 34,1 millones de euros, mientras que La Gorgoracha- Guadalfeo (que incluye el acceso oeste al puerto de Motril) ha costado 58,2 millones.
En la ejecución del primer tramo, además, ha sido necesario construir seis estructuras para salvar el terreno, entre las que destacan los viaductos sobre las ramblas de los Tejedores y de Escalate, y el que cruza por encima de la A-4133.
“Este camión será una prueba de fuego”
A juzgar por los comentarios de los técnicos presentes en la apertura de la autovía, no todo estaba pensado al detalle. De hecho, la inauguración se retrasó casi una hora para que los representantes de Fomento y de las empresas constructoras pudieran decidir si dejarán pasar a los vehículos pesados por el desvío de Vélez de Benaudalla.
Existe cierto temor a cómo se comportará el puente ante el paso continuo de camiones, por lo que, en un primer momento, se pensó en instalar señales prohibitivas para este tipo de vehículos. Ante la imposibilidad de contar con estas señales de forma inmediata, y tras la opinión favorable de los técnicos, se decidió abrir el paso a todo tipo de automóviles, aunque las señales siguen encargadas a fábrica por si hay que cambiar de opinión. El primer camión en circular por la autovía fue uno de gran tonelaje cargado de bombonas de butano. “Ésta va a ser la prueba de fuego”, comentaba un técnico relacionado con la obra. No hubo noticias negativas, así que el puente soportó su peso.