Publicado en La Opinión y Granada Digital el 13/01/2007
(Efe)
El colectivo de vecinos del Cerro de San Miguel, en Granada, protestaron hoy a ritmo de música en contra del desalojo de las cuevas que ocupan desde hace varios años, después de que el Ayuntamiento les haya notificado que deben abandonar estas viviendas, que habitan ilegalmente, por motivos de seguridad.Los okupas, que se concentraron desde primera hora de la mañana en las inmediaciones de la ermita de San Miguel Alto, consideran que el desalojo forzoso decretado por el Ayuntamiento, cuyo plazo para algunas de las cuevas se cumplía hoy, supone una actuación “arbitraria, innecesaria y precipitada”.
Por ello, explicó a Efe Luis Carreira, un cantero de Santiago de Compostela que vive en una de estas peculiares casas, los afectados presentarán el próximos lunes un recurso contencioso administrativo en el que solicitan la nulidad de la resolución municipal.
Los inquilinos entienden que no existe riesgo de derrumbe como el Consistorio alega, no se ha informado de la situación y la Policía Local no ha notificado adecuadamente las órdenes de desalojo, ya que en algunos casos, manifestaron a Efe, éstas han sido entregadas “por debajo de la puerta” y sin “recibí”.
Aunque por el momento se desconoce el momento exacto en el que los agentes policiales procederán a desalojar las cuevas, los okupas “previniendo lo que pueda pasar” ya han sacado de ellas diversas pertenencias y “objetos de valor sentimental”.
Además esta misma mañana protestaban a las puertas de lo que ellos consideran sus casas a ritmo de música, mostrando pancartas y carteles donde podía leerse “La única ruina que no amenaza es vernos sin casa”, en lo que han denominado una “resistencia pacífica”.
“El alcalde quiere que seamos violentos y nosotros protestamos a ritmo de bulería”, manifestó a Efe José Antonio Martos, un bailaor flamenco que “lleva casi toda la vida” vinculado a estas cuevas.
Aunque estos vecinos son conscientes de que están ocupando unas viviendas por las que no pagan ningún tipo de impuesto ni arrendamiento, consideran que han contribuido a adecentar la zona donde se asientan las cuevas, que ellos mismos han pintado y han convertido en viviendas.
“No hay peligro de derrumbe, hay peligro de especulación”, lamentó Zulita Sirvent, una gaditana que apuntó incluso que se plantean hacer un documental sobre cómo están las cuevas y que advirtió de que las planes del Ayuntamiento pasan por crear en el entorno una especie de “parque recreativo”.
“Nos somos indigentes, aquí viven artesanos, músicos, estudiantes y familias enteras”, señaló Cristina Hernández, una licenciada en Farmacia que aseguró que la gente que habita en la zona “o no tiene medios para vivir de otra manera o por su ideología ha preferido hacerlo de manera alternativa”.
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