Mil policías mantuvieron toda la tarde a cientos de jóvenes dando ‘bandazos’ por la ciudad sin que llegaran a congregarse para beber en ningún sitio.
Publicado en Ideal el 24/03/2007.
El año pasado fueron necesarios quinientos agentes de policía para controlar el ‘macrobotellón’ regulado por el Ayuntamiento en la Huerta del Rasillo. Una fiesta que batió todos los récords y en la que se congregaron hasta 35.000 almas. Curiosamente, para que no haya botellón, hacen falta el doble de agentes, hasta mil. Este año, en aquel descampado se había colocado -afortunadamente- toda la caravana del Circo Mundial. Al otro lado de la circunvalación, el flamante botellódromo construido al calor de la nueva ley que prohíbe beber en la calle se mantenía ‘virgen’ el día que estaba destinado a que se celebrara la ya tradicional ‘Fiesta de la Primavera’.
Los mil agentes de Policía Local y Nacional repartidos por toda la ciudad habían conseguido que en este 2007 electoral se cumpliera a rajatabla esa ley y el bando del alcalde, que prohibía expresamente la concentración de los jóvenes para beber alcohol en la calle. Y los jóvenes, dando ‘bandazos’ a consecuencia del bando municipal, que no del alcohol en este caso. Porque el primer día del despliegue policial no se vio ni siquiera intención de congregarse, pero ayer viernes, sí que hubo mucho movimiento. Cientos de jóvenes se acercaban a la zona tradicional de Hipercor desde primera hora de la tarde con las clásicas bolsas llenas de botellas. Pero la veintena de policías que custodiaban la zona, incluidos los que iban a caballo, los disuadían desde lejos.
Algunos esperaban ya en el cruce con Arabial y al detectar a los que iban cargados les informaban, amablemente, de que el botellón estaba prohibido. Los jóvenes respondían marchándose con las botellas a otra parte.
La tónica de la jornada fue la de los intentos tímidos de cumplir con la tradición. Sin altercados. Muchos se acercaban a las plazas, como disimulando, para observar qué ánimos había. Pero no quedó un sólo rincón que no estuviera custodiado por los agentes.
A primera hora de la tarde hubo una pequeña concentración en las escaleras del Palacio de Congresos, que fue disuelto en pocos minutos por los locales. En Hipercor ni siquiera se atrevieron a sacar las botellas los cientos de jóvenes que pasaban por allí.
En plaza Einstein decenas de chicos cambiaban los vasos de cubatas por paquetes de pipas mientras pasaban la tarde charlando. Allí también hubo policía toda la tarde.
La misma escena en Plaza de Romanilla, Pasiegas, Plaza Nueva, junto a San Agustín, etcétera. Pocas opciones de celebrar la fiesta que en esta ocasión ha tenido su sede principal en Sevilla, donde se desarrolló un encuentro con miles de jóvenes en la Isla de Cartuja, donde se ubicará en un futuro el botellódromo de la ciudad.
Satisfacción en la Junta
La consejera de Gobernación de la Junta de Andalucía, Evangelina Naranjo, se mostró contenta de la nueva postura que ha tomado el Ayuntamiento en cuanto al botellón, al señalar que le agradaba que «haya tomado conciencia» con el tema.
En declaraciones a Europa Press en Granada , Naranjo indicó que es positivo que el Ayuntamiento haya cambiado de «rumbo» sobre todo por la imagen que de Granada se daba, a la vez que consideró que la experiencia en la capital «demuestra que la Junta tenía razón» en el sentido de que la competencia para regularlos es municipal.
Sea como fuere, el alcalde, de momento, ha podido imponer la ley seca. Habrá que esperar si los ánimos se han enfriado definitivamente, o se registra algún movimiento hoy sábado, fecha oficial de la convocatoria hecha a través del correo electrónico.