El traslado de Emasagra

Publicado en Ideal el 27/11/2007.

Carmen Pérez Porcel.

Muchas, y de diversa índole, son las carencias que tienen los barrios históricos, y una de ellas son los equipamientos. Malo es que no se creen nuevos y peor aun que les quiten los que ya tienen, y si no que se lo digan al barrio del Realejo con el Centro de Salud (que ha tardado catorce años en abrir sus puertas) y con el Teatro Alhambra (que a punto ha estado de cerrarlas las suyas definitivamente), pero como no hay dos sin tres… ahora le toca a Emasagra estar en la picota.

Fue creada por el Ayuntamiento de Granada en 1982 como empresa municipal para prestar el servicio de abastecimiento y saneamiento de agua en la ciudad. En 1991 se traslado al Realejo, tras la compra del Palacete de Echeverría y del solar colindante a éste, que son la sede actual de la empresa y las oficinas de atención al público de C/ Molinos 58-60, respectivamente. Permaneció en el Realejo, cuando en 1993 amplió su objeto social para prestar servicios a los municipios del entorno de la ciudad. Continuó en el Realejo, cuando en 1997 entraron los primeros inversores privados en su accionariado (Grupo Agbar de Barcelona). Y se mantuvo en el Realejo cuando en 2005 entraron nuevos inversores privados (Caja Granada y Unicaja). Pero no se trata de cuestionar los distintos procesos de cambio internos que ha tenido la empresa a lo largo de sus veinticinco años de historia (aunque éstos dieron, y aún siguen dando, que hablar lo suyo), sino del controvertido traslado.

Lleva dieciséis años en el mismo sitio y los accesos al barrio nunca han sido un problema, ¿lo son ahora que la nueva Calle Molinos tiene hasta cuatro líneas de autobús (23, 30, 32 y 34), todas ellas con parada en la misma puerta de las oficinas? Cierto es que los barrios periféricos necesitan nuevos equipamientos, ¿pero tiene que ser a costa de los barrios históricos? Es loable la iniciativa de crear una Fundación Cultural con motivo del veinticinco aniversario de la empresa ¿pero por qué no se mantiene ésta en su actual sede del Palacete Echeverría, en lugar de desalojar a la Fundación Albaycín de la suya en el Aljibe del Rey? Cuando los ciudadanos hacemos este tipo preguntas siempre nos encontramos con la ‘callada por respuesta’.

Si se nos permite la licencia poética, le tomamos prestados los versos a Neruda para decir a quienes nos gobiernan que no nos gustan cuando callan (a menudo tampoco cuando hablan), porque los elegimos para que estuviesen presentes… y no como ausentes. La hiperactividad que despliegan nuestros políticos durante las campañas electorales luego se torna en holganza, dejando almacenadas las promesas de campaña hasta la próxima ocasión en que tenga que venir a pedirnos el voto. A partir de ese momento, y durante los próximos cuatro años, tan sólo nos miran pero no nos ven, nos oyen pero no nos escuchan, nos cuentan pero no nos tienen en cuenta, en definitiva, que nos dan la espalda en lugar de darnos la cara.

En lo que respecta a Emasagra las promesas electorales, además de eternas, han llegado a convertirse en una autentica burla, y como ejemplo del fiasco sirva el colector para la eliminación de vertidos de aguas residuales al río Darro… todo un clásico de los programas electorales. La mermada mayoría que todavía tiene el Ayuntamiento (sólo el 51 %) se pliega ante los intereses privados, que le imponen la venta de los dos edificios ‘al más puro estilo especulativo’, en lugar de ser ellos los que logren impulsar otro tipo de medidas para la gestión y funcionamiento de la empresa tales como; las inversiones en otros municipios (por ejemplo, en Ogíjares), la creación de Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (por ejemplo, la de Santa Fe) o el desarrollo de los distintos acuerdos de colaboración que tiene suscritos (por ejemplo, con la Fundación Auna; para proyectos de nuevas tecnologías, o con la Fundación Vida Sostenible; para el proyecto ‘e-masakrator’ que consiste en un simulador de tratamiento y depuración de aguas para el consumo responsable del agua en el hogar).

El final de esta cadena de despropósitos se cierra con la autorización del cambio de uso de los dos edificios para que los mismos puedan ser vendidos al constructor de turno y luego trasformados en hotel de cinco estrellas, y conste que no se está cuestionando la ampliación de la oferta para el turismo de lujo en el Realejo, pero… ¿porque todos estos cambalaches, al igual que la aberración del parking subterráneo para el Hotel Palace, no fueron aprobado por al anterior Concejal de Urbanismo?

Así pues, oscuras se nos antojan las razones para éste traslado y cómplice el silencio que guarda la actual directiva de la Asociación de Vecinos.

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