Publicado en Granada Hoy el 01/05/2007.
El debate sobre el Día de la Cruz discurre entre la voluntad de las autoridades por tratar de recuperar la esencia de una fiesta tradicional desvinculada de los excesos del botellón y la mirada crítica de sus detractores, que ponen en duda el carácter ancestral de una fiesta que se ha adulterado en los últimos años y que introduce novedades en cada edición. La prohibición de instalar barras junto a las cruces y la decisión final del Ayuntamiento de cerrar la zona habilitada para el botellón fueron motivo de análisis de distintos representantes de la sociedad granadina en el debate organizado conjuntamente por Localia Televisión y el diario Granada Hoy.¿Es el Día de la Cruz una fiesta tradicional?, ¿es concebible un fiesta en Andalucía sin alcohol?, ¿un día de la Cruz donde impere la “ley seca”? El técnico de la Diputación de Granada y estudioso del folclore granadino Juan Bédmar recordó que el Día de la Cruz fue en sus orígenes una fiesta “simple y sencilla, muy de andar por casa” que se celebraba en algunos de los barrios más emblemáticos de la ciudad como el Albaicín, el Realejo, el barrio de la Virgen o el de San Lázaro. “Cuando no había barras se hacía un recorrido por algunos rincones, una especie de vía crucis donde se bebía y comía”, rememoró Bédmar, quien abogó por poner freno a los excesos actuales de una fiesta desnaturalizada.
En la misma línea se pronunció la vicepresidenta de la Asociación Granadina de Mujeres Cofrades, Inmaculada Garrido, quien reconoció que la fiesta “se nos ha ido de las manos” y apostó por “retomar el carácter popular y de diversión desde el respeto a la tradición y sin confundirlo con el desmadre”. Garrido no se opuso a la medida adoptada por el gobierno local de prohibir las barras, una decisión que afecta a la asociación de la que forma parte pues su instalación era una fuente de ingresos más para sufragar los gastos propios de sus actividades.
Más crítico se mostró el periodista Paco Espínola que ve la fiesta como una “grandísima estupidez, dicho con todos los respetos”. Espínola apuntó que los cambios introducidos por el gobierno de José Torres Hurtado para “reformar lo irreformable” se producen en medio del debate electoral y gracias a un despliegue económico insólito. A su juicio, la fiesta “fantasmagórica” del Día de la Cruz “no ha traído más interés folclórico que las típicas sevillanas granadinas y las cogorzas” y en la que los jóvenes “confunden libertad con libertinaje”. Tanto él como el director de Informativos de Localia TV, Agustín Martínez, coincidieron en preguntarse por qué el Ayuntamiento se plantea cerrar el botellódromo cuando en su día promovió la ubicación de dicho espacio.
Por su parte, la poeta cubana afincada en Granada Milena Rodríguez se refirió al “choque de intereses y proyectos vitales entre la gente mayor que busca la tradición y los jóvenes”. A su juicio, el intento de modernizar la fiesta “no puede pasar por la imposición”.
El director adjunto de Granada Hoy, Alejandro V. García, se refirió a la “decadencia del espíritu festivo de Granada” y puso como ejemplo la reducción de los días festivos de la fiesta grande de Granada, el Corpus, y el intento de “sosegar y enmascarar” el Día de la Cruz. Mencionó que en la ciudad parece haber nacido una “colonia de antropólogos” del Día de la Cruz que tratan de “teorizar y encauzar” una fiesta que tiene poco de tradición. “Por tradición entendemos lo estable, lo que se hereda y ésta es una fiesta inestable en la que cada año hay una nueva propuesta”, puntualizó.
Como conclusiones a la charla, Juan Bédmar apostó por “revisar” la fiesta de la Cruz al igual que Inmaculada Garrido, quien reclamó el respeto para lo que se considera un día tradicional, mientras que el periodista Paco Espínola la consideró un “fenómeno irrecuperable” cuya puesta en escena, la instalación de cruces por media ciudad, contradice la propia identidad de la ciudad como “cruce de culturas, respeto y tolerancia”.
Fiesta inestable. Un año más la festividad incorpora novedades: en esta ocasión, no habrá barras en las cruces para controlar el alcohol