Sentenciado

Remedios Murillo Cubillas. Ciudadanos y Mujeres por Granada.

Abril, 2008.

Sin misericordia, sin juicio, sin justificación, así, de manera tan torpe y tan inculta, Granada va a enterrar definitivamente una historia brillante, un pasado artístico, un palacio que en otro lugar del mundo hubiera sido mimado y exhibido como una joya.

¿A quién culpar de tanta ceguera, a quien culpar de tanta incultura? Pocos se salvan en este naufragio y muchos de los que presumen de granadinismo, de defensa patrimonial, de adalides del arte, tendrán que cerrar la boca definitivamente porque pasearán el sambenito de su cobarde silencio por las calles y las aulas de esta miope ciudad

Hoy es un día triste para esta ciudad, un luto, una perdida que registrar en los maltratados tesoros que el pasado regaló a esta desagradecida y mal gobernada Granada. Nuestro Cuarto Real, cierra para siempre la posibilidad de ser una Alhambra maravillosa en la Plaza de los Campos, un gran libro de historia, un pasado del que estar orgullosos. Nuestras autoridades, siempre mezquinas con la ciudad, tan generosas y sagaces con sus intereses particulares de cuyo peculio serían incapaces de perder un euro, o una obra de arte, o una finca maravillosa, quedan impertérritas, con la cara bien alta y la vista levantada y desafiante (yo diría que amenazante) aparentando una suficiencia y unos conocimientos de los que carecen y , haciendo gala de una osada ignorancia, firman impasibles unas cláusulas administrativas en las que fríamente, autorizan un crimen contra el patrimonio histórico. Ante la situación, no dudan, no escuchan y, cuando se les habla por boca de entendidos, de expertos, tienen aún la desfachatez de atacarlos, de desprestigiarlos de decir que sus propuestas son meros “pegotes”…

Ayer  día uno de Abril de 2008, la página Web de nuestro Ayuntamiento expone las veinticinco páginas que sentencian a muerte  el monumento. Con estas vergonzosas páginas se cierran dieciocho años de la última historia del recinto. Desde aquel lejano 1990 en que el Ayuntamiento de la ciudad compra a su antiguo propietario D. Javier Dávila Ponce de León, el inmueble y ese mismo gobierno municipal encarga a la Escuela de Estudios Árabes la redacción  del Plan Especial del Cuarto Real que se aprobó en 1991, ha llovido hasta fuego sobre estas tejas y estas yeserías que nos hablan de un pasado islámico que, cuando conviene, llena la boca de esos partidos que utilizan el patrimonio como cargas de dinamita, para jugar a guerrillas que tienen  por campo de batalla a Granada y por ilusos espectadores a los granadinos que no saben si esas escaramuzas van en serio o son  divertidos juegos de rol. Es increíble la indiferencia con que los ciudadanos perciben la insensibilidad de su clase política, incapaz de ver un futuro que vaya más allá de los cuatro años en los que sientan sus posaderas en el sillón.

Larga historia que esconde muchas vergüenzas y numerosas cobardías. Todas las siglas políticas pueden sentirse culpables y responsables del desastre, pero, no cabe duda, de que en esta última y definitiva etapa, la responsabilidad mayor recae sobre los que detentan la propiedad: nuestro actual Ayuntamiento que no cuenta ya con la dura oposición que, durante muchos años, ejerció la Delegación de  ¿Cultura? De la Junta de Andalucía. Por ello aún duele más comprobar el “pliego de Cláusulas Administrativas Particulares, en cuya Cláusula Primera dice: El objeto de la licitación a que se refiere el presente Pliego es la elaboración del Proyecto de Rehabilitación/Reforma de la edificación ANEXA a la QUBBA del cuarto Real de Santo Domingo PARA EDIFICIO MUNICIPAL, de conformidad con las directrices marcadas por la Gerencia de Urbanismo y Obras del  Ayuntamiento de Granada.”

Ahora deberíamos preguntar a nuestro primer munícipe por el futuro destino de este edificio municipal que convertirá en “pavipollo” ininteligible lo que en principio fue palacio, continuó como casa burguesa y acabará siendo un armatoste sin calidad ni estilo acogiendo dependencias u oficinas  o convirtiéndose en el alter ego de los Mondragones, si no, en almacén de cabezudos como dijo hace años un antiguo  concejal.  Triste destino para una gran  joya de la historia que pasará  a englobar ese patrimonio  que ha hecho del parque del Realejo ( que oculta parte de la gran riqueza del Cuarto Real) o de nuestras murallas, o de muchas de nuestras glorias pasadas, conjuntos incalificables e inclasificables, diseños anodinos y vulgares, lugares  para insolación de viejecitos o trampas de niños que, dado el mal gusto imperante, pueden aparecer en cualquier poblachón de nuestra geografía.

De nada ha servido la sabia voz de la Academia de Bellas Artes, defensora a ultranza del monumento, ni la voz autorizadísima de los arquitectos Almagro y Orihuela, miembros de la Escuela de Estudios Ärabes –organismo que como institución no ha dejado oír su voz- ni los ríos de tinta del Grupo de Mujeres por Granada, ni las visitas a las autoridades de la Asociación de Ciudadanos por Granada pidiendo una reflexión, ni la moción que sobre el Cuarto Real presentó  Izquierda Unida, en un Pleno Municipal, del que fuimos expulsados los miembros de estos grupos, por elevar carteles pidiéndole al Alcalde que no enterrara el monumento.

Se han sucedido decenas de entrevistas con los responsables de la Delegación de Cultura, por lo menos con sus cinco últimos Delegados, reuniones con Alcaldes, con Concejales de Cultura y Patrimonio, mesas redondas con todo tipo de expertos (organizadas por la Academia de bellas Artes), comunicados etc. Nada ha servido para nada ¿Qué más da la ciencia, cuando la prepotencia política ostenta todos los “master” en todas las especialidades? La duda cartesiana, el humilde reconocimiento del “sólo sé que no se nada” es un pensamiento que nunca traspasará las puertas de muchos despachos, lo saben todo y es inútil tratar de sensibilizarlos ante las consecuencias que, para la historia local y el patrimonio mundial, tendrán sus torpes decisiones.

La suerte está echada y sólo cabría una posibilidad de salvación: que los numerosos arquitectos que podrán optar a restaurar para “dependencias municipales” el deleznable caserón que ya casi es una ruina, hicieran objeción de conciencia ante la grandeza que debajo de esa humilde obra va a quedar enterrada para siempre y se negaran a ejecutar este proyecto. Pero eso si que es un imposible, una entelequia. Solo en los cuentos de hadas se dan esos felices e imaginativos finales, donde en el  momento más angustioso aparece el príncipe soñado  que con un mágico  beso de amor hace revivir a la bella princesa y a su hermoso palacio. En este largo cuento no existe el príncipe enamorado, llegará  el listillo de turno. Por tanto ¡Adiós, Cuarto Real, Adiós!

¿Donde está Señor Benzal? A lo mejor le queda algún papel que representar en el   cuento. Y esto si que sería un final surrealista .El eterno ogro, convertido en el príncipe azul  de nuestros sueños.

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