En los días soleados de este Otoño precioso de Granada, he visto sobre los árboles de nuestro singular bosque, sobre las piedras del blanco e inigualable barrio medieval, de los sillares del Monte Sacro, sobre las moles gigantescas que hieren nuestra vega, la sombra poderosa ,pero lúgubre , de los imponentes buitres, esas aves rapaces que vuelan en amplios giros concéntricos sin dejar de fijar su aguda y codiciosa mirada en torno a presas apetitosas , esperando que estas, sufran un momento de debilidad, un vahído pasajero, para caer sobre ellas como rayos poderosos, atraparlas y fagocitarlas con su apetito siempre insaciable.
Dicen que estos días han llegado de Europa “los hombres de negro” para controlar nuestro dinero, para aprovechar nuestra extrema debilidad económica…en definitiva para colonizar nuestra escasa riqueza, convirtiéndola en suya. Algo así ha pasado también a nivel más casero, más local, más cercano, y por tanto, mucho más doloroso.
Han llegado a Granada. No vienen de lejos, ni todos de negro, aunque eso sí, impecablemente vestidos con sus mejores galas de ejecutivos, de consejeros, de Directores o Presidentes e incluso de clérigos de esclavinas y bonetes y, en vuelo rasante, en un visto y no visto de sus cuellos pelones de buitres de envergadura, en un abracadabra, Granada ha dejado de ser propietaria de economías, de obras de arte, de edificios, de posibilidades. ¿Qué ha pasado? ¿Qué juego de magia macabro es este que a ojos vistas deja que aves de presa nos hurten lo que siempre ha sido nuestro? ¿Dónde están los guardianes, los que vigilan el bien común? Pues yo se lo voy a decir: cuidando intereses de amos espurios a los que duele poco el futuro y se mueven por propio interés de horizonte cuatrienal.
Dicen que teníamos una Fundación creada por un auténtico mecenas (no de los que piden, sino de los que dan) que dicha fundación fue creada por el pintor José María Rodríguez- Acosta y a cuya creación quedó adscrita la propiedad de un Carmen singular y muchas obras de arte. Nos hemos informado de que la Junta de Andalucía aportaba a dicha fundación más de trescientos mil euros anuales, cantidad muy sabrosa que unida a los legados recibidos de la familia Gómez Moreno, de aquella Caja de Ahorros y Monte de Piedad que tenía una magnífica Obra Social ( que regaló el edificio para el Legado del erudito granadino) y que nada tiene que ver con esta Caja Granada, cuya aportación es paro, ruina y saqueo, forjó un millonario patrimonio “para beneficio de la colectividad”, eso, al menos ,es lo que dice literalmente la ley de Fundaciones a la que se acogió nuestro mecenas D. José María.
A lo largo de sus casi ochenta años de vida, la fundación ha tenido una actividad que diríamos discreta, aunque a los ojos de los granadinos nunca quedó muy claro de quien era ese bello carmen “blanco” , ni quien costeaba las bonitas exposiciones que de muy tarde, en muy tarde, se celebraban allí. Recientemente hemos conocido que todo tenía una sustanciosa aportación oficial – es decir que éramos nosotros los que con nuestros impuestos , manteníamos un regalo caro que de ahora en adelante doblará su coste.
Genialmente orquestado, tras una operación propia de esos trileros de feria que te enseñan la bolita ¿la ves? ¿no la ves? , a partir de ya, seremos los granadinos, con el dinero de la única vaca que da leche en la provincia: La Alhambra, los que vamos a sostener esa Fundación manipulada, y que en una operación de lavado genial, la autonomía sevillanista nos ha endilgado, ahorrándose una vez más los trescientos cincuenta mil euros que anualmente aportaba, y aprovechando para meter en el patronato marionetas gigantes que ocultan la verdadera tramoya de un escenario poco beneficioso para esta ciudad.
Son muchos los buitres, de varias nidadas, los que atosigan a esta Granada resignada y conformista. Ya el llorado profesor Pita Andrade tenía un detallado inventario de las enormes pérdidas sufridas por la ciudad en el siglo XX. Querido profesor cuanto siento que, desde otra dimensión, seguirá sufriendo su trocito de corazón de granadino adoptivo.
Vuelan buitres sobre el cubo, sobre la vega, sobre la Abadía, sobre la estación, sobre el Palacio de Ágreda -murió políticamente el personaje de la Alianza de Civilizaciones- pero hay buitres que en la distancia han avistado la posible presa.¡Ojo granadinos! No me gusta el deporte de la caza, pero hay que defender, con cartuchos certeros, la limpieza de este cielo nuestro, cuando lo sobrevuelan aves rapaces que pueden atrapar seculares y queridas pertenencias.
Remedios Murillo Cubillas
Ciudadanos por Granada
