Nacionalización de las Cajas de Ahorro

Por José García Román.

No creo exagerar si afirmo que la fiabilidad democrática está bajo mínimos y su barómetro anuncia más tempestades y desamparos, mientras el sentido común camina solitario en busca de compañía. La economía anda escasa de portavoces creíbles en medio de tanta información maquillada. En estos tiempos cínicos, presuntuosos y desasosegados es casi imposible eliminar la imagen de una era de ruina y “caimanes”.Las Cajas de Ahorro iniciaron su declive cuando la política entró ‘democráticamente’ en ellas. Estas Instituciones financieras sin accionistas, que podían considerarse “verdadera banca pública”, con un objetivo fundamental puesto en la obra social y cultural, en un porcentaje muy elevado han estallado por los aires hiriendo de muerte un proyecto de ahorro popular, todavía posible; eso sí, con nóminas dentro de unos márgenes de decencia. (Según informes de algunos economistas, las diferencias entre los sueldos de ejecutivos y sus extremos en algunos casos se han incrementado 100 ó 200 veces más que hace treinta años). Se ha impuesto una brutal banquerización.

Por lo que respecta a Granada, ha sucedido lo inesperado: por huir de ‘occidente’ con el  proyecto de una gran Caja andaluza, se ha pinchado en hueso con una opción censurada por la ciudadanía. Ante esto, el recuerdo de los que lideraron los pactos en defensa de  CajaGranada provoca cierta desazón. Casi todos coincidían en que si se producía una  ‘fusión’ del signo que fuese debería hacerse con la condición de que no afectase a los  puestos de trabajo. Miembros del ‘Pacto por La General’ y del ‘Pacto del Saray’ “no querían hablar de fusiones”. Gerardo Cuerva fue contundente cuando afirmó que “la fusión de las cajas no es una salida a la crisis del sistema financiero”; y añadió: “CajaGranada funciona muy bien y puede suscribir pactos puntuales de colaboración, pero perder la sede, el nombre, el poder económico, no”. Mariano Campos, de la UGT, manifestó: “bajo ningún concepto admitimos una fusión si hay destrucción de empleo en CajaGranada”. Desde IU, su coordinador provincial Manuel Morales rechazaba la fusión si esta no garantizaba que “el ahorro de los granadinos se quedaba en Granada así como su capacidad de decisión en la Caja”.

Al ser designado el señor Jara presidente de dicha Institución, dijo: “Caja Granada requiere tener más dimensión, ser más grande, pero para ello no necesita fusionarse. Granada necesita una Caja más cercana y mejor”. Y también manifestó: “La Calle Reyes Católicos llegará a Singapur”. Huelgan los comentarios.

Hoy, con la percepción de que gobierna Murcia bajo la carpa del SIP, se ve una ocasión perdida para haber consolidado el proyecto de la centenaria CajaGranada –que, por cierto, estaba dotada de unos medios informáticos de primer orden– desde su sede, que con las reformas necesarias (liberada de contaminaciones y colores políticos, y respaldada por la decorosa imagen de una generosa austeridad), posiblemente hubiera tenido una sólida presencia en Andalucía.

Por eso no extraña que un grupo de economistas alce la voz para decir lo siguiente:  “Hacer que el capital popular acumulado por las Cajas de Ahorro en tantos años pase a la banca privada es un expolio gigantesco que además va a dificultar todavía más la recuperación económica”. De ahí que denuncien la acción de “ponerles las cajas en bandeja” a la banca. Ante esta situación, es natural que se solicite “nacionalizar las Cajas de Ahorro, pero no para que sigan haciendo el mismo negocio de los bancos privados irresponsables, sino para que de verdad lleven a cabo una práctica financiera vinculada al desarrollo regional y local, al servicio de los emprendedores y, en general, de todas las personas y empresas que necesitan financiación ágil, barata y segura para crear riqueza y no especular”. De ese modo se retornaría a unas prácticasauténticamente democráticas según la propuesta de los economistas Navarro, Torres López y Garzón Espinosa, pues no estamos sobrados de bancos de honradez y decencia. Si no se rectifica, “la próxima crisis será aún más dura y peligrosa”. ¿Le importa esto a quienes están a resguardo? ¿A quienes han puesto mordazas a la sociedad y se han aprovechado del privilegio de la política, haciendo el negocio de su vida? Queda mucho quirófano aún. Se ha dicho que uno de cada cuatro ciudadanos no puede ahorrar ni un euro al mes. Los que se declararon progresistas y ahora nadan en lagos de aguas neoliberales han cambiado el ahorro por la inversión.

Granada tiene fiebre. Dejó de soñar ser estrella, perdió la calidad de planeta y es ahora un satélite; y además sufre un conflicto de ideas e intereses en una atmósfera de mediocridad. Falta un verdadero “enfurecimiento intelectual” en estos días moralmente sospechosos, tristes, vulgares, hijos de desencantos que retornan siempre que el egoísmo adquiere excesivo protagonismo y la traición se pasea ufana por la calle.

Descárgalo en PDF aquí: Nacionalización de las Cajas de Ahorro

Esta entrada fue publicada en Artículos de Opinión, Principal. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

*


*

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>