La bola botellonera que se nos viene encima

Publicado en Ideal el 02/03/2007.

JESÚS LENS ESPINOSA DE LOS MONTEROS

¿EL 23! El 23 de marzo comienza la primavera en Granada, se pongan como se pongan los publicistas de El Corte Inglés. Sí señores. El 23. Recuérdenlo. Por si les falla la memoria, acuérdense del número con el que Jordan se hartó de ganar anillos de la NBA y con el que Beckham y Florentino se hartaron de vender camisetas. El 23.
Ah sí. En Arabial y alrededores. Por la zona del Rasillo y tal. Pero lo del lugar importa menos, que ese día todos los caminos conducirán al botellón, ese evento cultural, de fama mundial, que marca el inicio de la primavera granadina. Vale. Ya lo he dicho. ¿A quién le paso mi número de cuenta? ¿Quién me va a hacer un ingreso por hacerle publicidad al macromegabotellón superguay del día 23?
¿Cómo? ¿Que no hay pasta gansa por publicitar lo del 23? ¿Venga ya, hombre! ¿Cómo va a ser eso? ¿Qué es eso de que no hay una derrama para todos los políticos, periodistas, fiscales, columnistas, jurisconsultos y expertos varios en la materia que, en menos de una semana, hemos concitado el interés de toda España y parte del extranjero con la cita etílico-cultural-relacional del próximo día 23?
Porque si los organizadores del evento, (que haberlos, haylos) intentan diseñar a propósito una campaña de comunicación, no les sale mejor. Y les cuesta una pasta, ojo. De hecho, se dice que los creativos de las agencias de publicidad más modernas del mundo mundial ya han puesto sus ojos en Granada, prestos a desplazarse a nuestro terruño para aprender cómo se hace una campaña de publicidad a través del marketing viral más infeccioso, contagioso y destructivo que el ser humano haya inventado jamás. Y sin poner un duro, oiga.
En menos de una semana, al magno evento del 23 se le han dedicado portadas en los periódicos, tertulias radiofónicas, debates televisivos y, al parecer, va a inspirar hasta compa- recencias concejiles-parlamentarias de lo más serio y sesudo. En las barras de los bares no se habla de otra cosa, Internet arde con el botellón y, de aquí al Día de la Cruz, ya tenemos tema para hartarnos.
Así que no me digan que aquí no hay pasta de por medio, hagan el favor. En cuatro días, el día 23 de marzo ha pasado a tener más importancia para los políticos locales y autonómicos que el mismísimo 27 de mayo en que se celebran las elecciones municipales. Sobre el botellón hay que opinar, hay que estar a favor o en contra, hay que tener una solución, una propuesta o una recomendación. Si no, no eres nadie. Y, así, la bola crece y se hace cada día más gordota. Y uno, como quiere seguir estando ‘in’, que para algo es un columnista de actualidad, pues escribe sobre el botellón del día 23, aportando su inocente y, por supuesto, inconsciente granito de arena al engorde artificial de la bola botellonera que amenaza con sepultarnos a todos.

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