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Editorial, octubre 2013

LA HISPANIDAD

Todo comenzó en Granada. Los granadinos, como en muchas otras cosas, debemos estar orgullosos de esta fecha del 12 de octubre de 1492, pues aquí comenzó una de las mayores aventuras y gestas conocidas y realizadas por un pueblo, el español, que supo ver la importancia del descubrimiento por donde extender el cristianismo y la Civilización Occidental, con sus bondades y maldades. Toda parte de las Capitulaciones de Santa Fé, en Granada. Los RRCC suscriben el 17 de abril de 1492 unos acuerdos con Cristóbal Colón para realizar la expedición a las Indias por el mar hacia occidente. De esta visión se llega, en poco tiempo, al descubrimiento del nuevo continente y comienza la gran aventura civilizadora de los conquistadores que extienden la cultura española por todo el continente. La consecuencia, después de cinco siglos, no ha sido otra que la concreción de una serie de Países que se manejan en una serie de semejanzas culturales lingüísticas y religiosas que llamamos Hispanidad, esto es, el 12 de octubre simboliza la efemérides histórica en la que España no solo lleva la novedad del Estado Moderno, sino la integración de los pueblos de América bajo una misma Monarquía, la española, que proyecta su religión, su cultura y su idioma a unos pueblos de muy diversas etnias, culturas y religiones. Este sentimiento de unidad y de contacto de Europa con el nuevo mundo va a transformar la vida del Viejo Continente y de América. El resurgimiento económico, político y social de Europa no se puede entender sin este descubrimiento, pues son muchos los productos que llegan al mundo europeo. El oro y la plata de los nuevos virreinatos alimentan la economía y la vida del Viejo Continente. Es mucho lo que Europa debe a América y a España que, con la explotación de aquellos recursos y el enorme sacrificio humano de aquellos pueblos, Europa se convierte en faro del Mundo que hoy, ante el encanallamiento, la estupidez y habitual bellaquería, está siendo sustituida por la pujanza de los países del pacifico y por nuestras actuales miserias.

Este sentimiento de unidad se va a concretar hacia 1913 en el que el exministro Faustino Rodríguez-San Pedro pensó en una celebración que uniera a España e Iberoamérica. La fecha elegida fue el 12 de octubre. En 1914 se celebra, por primera vez, como Fiesta de la Raza. En 1915 pasa a llamarse Día de la Raza. Comienza en la Casa de Argentina, en Málaga, y poco a poco se extiende a otros municipios, como Madrid. Con Alfonso XIII en 1918 esta fiesta se transforma en Fiesta Nacional y, como tal, pasa al continente Americano. Se incorpora Argentina en 1917 y progresivamente a la mayoría de los países Americanos, incluso llega a los Estados Unidos, en donde se hace Fiesta Federal y se celebran con diversos actos festivos, desfiles que perduran hasta nuestros días.  Este concepto del día de la Raza tiene una transformación con Ramiro de Maeztu, que recoge una idea de otro español, el sacerdote Zacarías de Vizcarra, que habla, en un artículo que publica en Buenos Aires, de día de la Hispanidad. Ramiro de Maeztu, el 15 de diciembre de 1931, publica un artículo con el nombre de HISPANIDAD, en el que afirma que “El 12 de octubre, mal titulado el día de la Raza, deberá ser en lo sucesivo el día de la Hispanidad”. Se celebra, por primera vez, en 1935, poco después, en 1936, Ramiro de Maeztu, fue asesinado. La Hispanidad sigue celebrándose y es regulada en 1958. En 1987 se vuelve a regular, pero ya se omite el término de la Hispanidad, para referirse a Fiesta Nacional. El B.O.E. define esta fiesta  en estos términos: “La fecha elegida, el 12 de octubre, simboliza la efeméride histórica en la que España, a punto de construir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los Reinos de España en una misma Monarquía, inicia un periodo de proyección lingüística y cultural más allá de los limites Europeos”.

Pero algo se trunca y, desde posiciones tergiversadas y tópicos de café de seudointelectuales, se comienza a ver estas grandes gestas de la Gran España de aquellos tiempos como algo a denigrar; se interiorizan todo tipo de leyendas negras, cuando este País ha sido el gran defensor, a nivel legislativo, de mucho mayor altura que lo que han hecho otros países de misión conquistadora, de las poblaciones indígenas. Así desde, una determinada ideología y egoísmos laberínticos e ideológicos, se inicia una marcha hacia actitudes autodestructivas al ver estos grandes hechos de la Hispanidad como algo a olvidar y se comienza a ver  esta fecha como: “El día de la resistencia indígena” o El Día del Respeto a la Diversidad cultural”. En fin, a no entender nada o a ver la Historia como algo revisable y que debe ser adaptada a nuestros tiempos y valores. En su gran confusión e ignorancia ven estos hechos como rechazables como si aquellos pueblos vivieran en la inocencia, la bondad o en la justicia más amorosa que se pueda soñar. La película, Apocalypto de Mel Gibson, que deberíamos haber hecho los españoles, nos expresa muy bien aquel mundo que, como todos, estaba diseñado desde las bondades y las maldades del Hombre, pero mucho más cruel que el Occidental. Así, no son pocos los que hablan “De terrible genocidio” o, visto desde aquel mundo, “Nos impusieron sus decadentes culturas y destruyeron las nuestras”. La historia es la historia y no la podemos ver ni juzgar desde nuestra actual lógica ni podemos exigir a nuestros antepasados que sean mejores que lo que somos nosotros, pues, en muchos casos, estamos en una radical desorientación y penosa decadencia por la postmodernidad. La HISPANIDAD, por el contrario, no es algo a denigrar, sino a favorecer como proyecto de empresa, de unión y de futuro.

 

 

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