Editorial, julio de 2013
Vivimos una época convulsa en un mundo en el que pocos países de los llamados desarrollados o en vías de desarrollo se libran de manifestaciones, generalmente violentas, de grandes masas populares denunciando las condiciones en que discurren sus vidas. Mirando los países de nuestro entorno y de aquellos de los que la información nos llega más abrumadoramente, podemos ver como las revueltas son muy frecuentes y su nivel de violencia va aumentando; los ejemplos son muy conocidos, Grecia, Portugal, Francia, España, Inglaterra, Italia, pero tampoco se salvan países más lejanos como Brasil, Argentina, Méjico, Rusia, Israel. En otro grupo de países no son posibles estas expresiones populares dado el régimen autoritario que las gobierna, solamente si las expresiones son favorables al régimen de turno y están manipuladas y controladas, los ejemplos también son muy conocidos, Cuba, China, Marruecos, Corea del Norte, Irán.
El Mundo Árabe, se encuentra en estado de ebullición y con sentimientos radicalizados por posturas extremas político-religiosas y no se vislumbra, en general, el final de esa situación.
El denominador común de la práctica totalidad de esas agitaciones es el descontento de las poblaciones con sus clases políticas a las que consideran incumplidoras de la alta misión para la que fueron designadas y que han producido con sus acciones grandes frustraciones en las expectativas iniciales y es más, han llegado a provocar carencias de índole vital, realizando desproporcionadas inversiones a la vez que descuidan servicios básicos para la población, que ve que esa clase política cada vez se protege más a sí misma, que los problemas comunes no les llegan nunca y sin embargo aumentan sus niveles de privilegios a la menor ocasión.
Sabiendo como sabemos, de la necesidad que un mundo organizado tiene de una actividad política que dirija la evolución de la sociedad, gestione y administre los distintos niveles de la actividad pública, no dejamos de participar en el sentimiento de frustración y enfado al ver como la clase política se transforma en casta cerrada, en la que aquellos que la integran, sean del color que sean, son capaces de ponerse de acuerdo para elevar por encima de los intereses de las sociedades y países, sus propios intereses, de casta y personales.
Pero también sabemos que hay personas, ciudadanos responsables, que hacen política sin entrar en ese pérfido juego, normalmente en los niveles políticos locales; aunque para ser justos hay que recordar a un líder del más alto nivel que ha conseguido cosas extraordinarias para su país y que merece todo nuestro respeto. Ese magnífico ser humano se llama Nelson Mandela y debiera ser un ejemplo para todos los “lideres” del mundo. Desde esta página queremos rendir homenaje a esta gran persona nada común.
Por otro lado, sentimos gran admiración por aquellos ciudadanos que han conseguido, a nivel local, lo que otros muchos queremos pero no sabíamos cómo; me refiero al caso del Ayuntamiento de Torrelodones, dirigido por personas que desde una asociación cultural dieron el salto a la arena política, comprendiendo que solo por ese cauce es como se pueden cambiar las cosas, solo entrando en el campo se puede jugar el partido. Han entrado y ya están jugando y ganando.
Y ¿Por qué en Granada no va a ser posible algo similar? Se han preguntado muchos componentes de Ciudadanos por Granada, y la respuesta ha sido ¡Vamos a intentarlo!, aun faltan casi dos años para las elecciones municipales y trabajando con muchas ganas daría tiempo a hacerse conocer lo suficiente como para acudir a la convocatoria electoral con un mínimo de posibilidades de hacerse oír. Este es el nacimiento del partido político llamado MásGranada. Un partido que tendrá como objetivo exclusivo la defensa de Granada y su provincia, sin ir contra nadie, pero sin permitir que se ninguneé nuestra ciudad, intentando recobrar lo perdido y hacer responsables a los granadinos de aquel patrimonio que la historia y la naturaleza le han dotado. También defenderá este nuevo partido que a Granada se le trate con equidad y justicia desde los poderes autonómicos y nacionales, sin tutelas que para nada se necesitan, ¡Granada es mayor de edad!.
