La ciudad que queremos

Democracia Participativa

Construcción de un nuevo poder local

LA CIUDAD QUE QUEREMOS

Foro Social de Granada “Otro mundo es posible”

DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y CONSTRUCCIÓN DE UN NUEVO PODER LOCAL

Vivimos un momento en el que la historia se acelera y nos deja, muchas veces, en un estado de perplejidad y de confusión; asistimos al retroceso de muchos de los logros y las libertades que tardaron siglos en forjarse, los organismos internacionales se cuestionan y los intereses de unos cuantos se imponen; se dictan leyes restrictivas y vemos cómo se pierden derechos en lo relativo a la política, la educación, el trabajo, la libre circulación de las personas…

El “poder” se nos aleja y nos amenaza… el poder desoye, desatiende, y parece hacernos creer “que es inútil, que no merece la pena gritar, luchar…que nada va a cambiar”… pero no es así; el poder no se tiene, se construye. Y en esa construcción “podemos” entrar todos y todas. Desde abajo, desde lo pequeño, desde lo cotidiano, desde las redes sociales que se van creando y se han hecho un gran tejido global… El “No a la guerra” mundial se convierte en un “No al poder autoritario, elitista y represivo”… en un “Sí” a otro mundo posible, a unas nuevas relaciones de reciprocidad e intercambio, a una nueva organización del territorio,  a una nueva manera de entender el poder, la democracia, la participación.

El 25 de mayo son las elecciones municipales, una oportunidad para ir más lejos en el camino hacia un NUEVO PODER LOCAL, que empiece a desarrollar una democracia participativa frente a la democracia formal. Votar cada cuatro años no es suficiente, queremos más.

Como Foro Social de Granada, en la línea de los acuerdos establecidos en el Foro Social de Porto Alegre, queremos apostar por ello y nos atrevemos a lanzar algunas ideas para esta construcción que hay que hacer entre todos y todas, sumando a cuantos más mejor, para extender la participación en todas las direcciones, en todos los ámbitos… para que podamos pasar de ser simples “consultados” a sujetos de nuestro municipio, participantes en todo el proceso de la toma de decisiones sobre cuanto nos afecta, “mayores de edad”, corresponsables de la vida pública y ciudadana.

Nuestra visión del poder local, empieza por la reivindicación de la democracia  participativa, pero parte de una idea, de un sueño de ciudad acorde con unos principios fundamentales.

Una ciudad que establezca una nueva cultura de la Paz; es decir, donde las guerras sean consideradas como lo que son: fuente de muerte, sufrimiento, destrucción e injusticias y, en muchos casos, manifestación de la ambición económica y de la injusticia. Una ciudad que se  precie es una ciudad que se opone activamente a las guerras y que por tanto, se define a sí misma como pacifista y antimilitarista. Una ciudad pacífica se muestra contraria a todo aquello que garantiza la guerra: pide la salida del Estado español de la OTAN, trabaja por el desmantelamiento de las bases militares de Rota y Morón y no presta su voto al partido que, ignorando el sentir de la mayoría del pueblo, se une a la declaración de guerra contra Irak que queda sumida en la desolación y el horror. Una ciudad así aboga por la resolución pacífica de los conflictos, las relaciones de cooperación, solidaridad y amistad entre los pueblos. Y eso conlleva la no financiación de los gastos militares y el apoyo a la objeción fiscal. Pedimos la declaración de Granada como Ciudad Desmilitarizada, erradicando de su suelo las instalaciones militares.

Una ciudad que se asiente sobre el valor de la Justicia social. Sin Justicia no es posible garantizar la libertad ni la seguridad… La raíz de la inseguridad ciudadana está muchas veces en la pobreza, la marginación, la falta de educación, el abuso de poder, la especulación, las enormes desigualdades sociales. La seguridad ciudadana debe garantizar el derecho a la integridad física y a la propiedad individual siempre que sea compatible con la propiedad de todos y todas, pero también, y fundamentalmente, la seguridad ciudadana es el derecho a una vida digna y a la integridad moral.

Por eso creemos que la ciudad de la Justicia es también la de los Derechos Humanos en la que la ciudadanía se adhiere a las obligaciones de los derechos humanos y aprende de ellos. Pedimos la inclusión de Granada entre las “Ciudades de Derechos Humanos”, y que esto se materialice en la confección participada de una Carta de derechos de la ciudadanía y en la creación de un Observatorio de los Derechos de la Ciudadanía que asegure el cumplimiento de los Derechos Humanos en todas las decisiones políticas, legales, de gestión de la ciudad.

Una ciudad que contemple la perspectiva de género, es una ciudad que reconoce las semejanzas y las diferencias de los miembros que la componen: mujeres y hombres y respeta sus visiones, enfoques y perspectivas diversas. Pero también toma cuenta de las posibilidades vitales de unos y otras, de sus expectativas y oportunidades y toma postura ante la discriminación histórica de las mujeres como sujeto de derecho político y ciudadano por el pensamiento patriarcal imperante. Para ello incluye políticas feministas en su concepción del sistema y se convierte en una Ciudad de la equidad entre géneros. En la ciudad en la que las mujeres toman el lugar y la palabra, sus asociaciones se convierten en interlocutoras sociales para el desarrollo de políticas de igualdad de oportunidades, de lucha contra los malos tratos, contra la feminización de la pobreza… con medidas concretas en torno a la exclusión, la vivienda, el mercado laboral. Con ellas, las “políticas de derechos” se han de convertir en “políticas de hechos”.

A la ciudad del poder compartido y participativo se llega también desde unos criterios:

La TRANSPARENCIA expresada en políticas y mecanismos que den cuenta a la ciudadanía de las decisiones, los recursos, las convocatorias de cargos públicos, las cuentas, las actividades económicas, el patrimonio. Esto supone el acceso y control ciudadano a los informes de gestión de la administración municipal y las empresas o institutos dependientes, las sesiones públicas de los mismos, la publicación de datos y convocatorias…

La INFORMACIÓN es un bien público. Los medios de comunicación, como creadores de opinión y transmisores de valores, han de garantizar la pluralidad, el conocimiento de la realidad, la participación de los y las ciudadanas, la independencia de intereses partidistas y económicos; y esto a través de códigos éticos y mecanismos de comunicación que permitan la libertad de expresión de todos y todas, la posibilidad de cada uno y cada una de generar información.

La PARTICIPACIÓN, que supone involucrar a la ciudadanía en las decisiones políticas que le afectan, a través de procesos y espacios de codecisión. Este camino implica:

Una nueva organización municipal que reconstruye la democracia desde abajo y avanza hacia el poder compartido, sin copiar modelos, creándolos en el día a día.

Una cultura de la participación que no sólo pretende legitimar el proceso de decisiones sino conseguir una mayor justicia social de acuerdo con las necesidades y prioridades de los y las afectadas. Una participación de calidad, sin limitaciones, vinculante.

Unos presupuestos participativos que permita que los y las ciudadanos conozcan cómo se recauda, cómo se invierte y puedan decidir y controlar la ejecución de las decisiones para comprender las potencialidades y límites. El Presupuesto participativo ha demostrado que la administración transparente y democrática de los recursos es la única manera de evitar la corrupción y el despilfarro de fondos públicos.

La definición de la ciudad en la que el poder se reparte y se comparte habrá de ser diseñada por muchos y muchas, cuantos más mejor, por todos y todas. Nosotros y nosotras nos adelantamos y nos seguimos atreviendo a proponer:

Una ciudad que protege a los trabajadores y trabajadoras denunciando a las empresas que realicen despidos improcedentes o injustificados y exigiendo que no haya ningún contrato temporal en entidades públicas

Una ciudad que integra en la ciudadanía a las personas inmigradas rompiendo con la visión instrumental de la inmigración, limitada al mercado de trabajo, y con una idea provisional de su presencia, que las condena a una status inferior. Una ciudad que permite que todas las personas inmigradas con residencia tengan derecho a voto en las elecciones municipales.

Una ciudad que defiende lo público en los servicios municipales y paraliza las privatizaciones de los servicios más cercanos a la ciudadanía que son derecho y no mercancía (agua, limpieza, transporte…)

Una ciudad que controla y protege el medio ambiente a través de una educación ambiental, el consumo responsable, el seguimiento de fábricas y empresas de la zona, la mejora del transporte público y la oferta de alternativas al uso del coche. Una ciudad que incluye el uso de recursos naturales y energéticos como alternativa posible y eficiente.

Una ciudad que persigue la especulación inmobiliaria y crea viviendas, viviendas sociales y políticas de alquiler, penaliza la desocupación de viviendas y favorece el uso social de inmuebles abandonados. Una ciudad que elabora de forma participativa los planes de ordenación urbana, haciéndolos comprensibles y restando poder a las empresas inmobiliarias.

Una ciudad que educa y crea cultura, desde la escuela pública, gratuita y laica en cuya gestión participan profesorado, alumnado y familia y a cuya sombra se aprenden los valores democráticos, se aprende a pensar y a ser personas críticas. Una ciudad que se ocupa también de los espacios no formales e informales de la educación  en los que se genera y desarrolla la cultura de la paz, de la participación, de la solidaridad; en los que se fomenta la creatividad, el arte y lo lúdico , la expresión festiva de un pueblo, la cultura popular, en su amplio sentido. Una ciudad de la cultura y el arte para todos y todas.

Una ciudad que da acceso a la tecnología y el conocimiento, ofreciendo acceso gratuito y no discriminante a las tecnologías de la Información y la comunicación e incentivando desde la Administración el uso de Software libre para conseguir reducción de costes, independencia tecnológica, mayor capacitación, investigación y desarrollo local para una mejor competitividad, sin ser cliente cautiva de entidades privadas que secuestran los derechos de los ciudadanos y ciudadanas.

Una ciudad que se conecta, desde lo local, con lo global. Hay cuestiones en las que no podemos decidir como ciudadanos y ciudadanas; por un lado las competencias en el ámbito autonómico, estatal y europeo, y por otro, el poder económico-financiero y la economía de mercado, que actúan sin reglas políticas, imponiendo sus normas. Pero la política municipal debe velar por la autonomía de su gente frente a estos poderes, para que no existan coacciones ni abusos. Las políticas locales no son independientes de lo que pasa en otros territorios. Se necesitan políticas conjuntas que incidan simultáneamente en defensa de la organización social, desde lugares y culturas diferentes.

Un camino desafiante y ambicioso por recorrer… las elecciones municipales son una oportunidad de comenzar. Es el momento… vayamos más lejos. Otro poder, otra ciudad son posibles.

FORO SOCIAL DE GRANADA “OTRO MUNDO ES POSIBLE”

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