Donde parasitan

Publicad en Ideal el 04/07/2007.

José Prados Osuna.

Desde que se me ocurrió efectuar una descripción representativa de determinados personajes, especialmente dañinos y que les atribuí el titulo de ‘analpaletos’, toda una riada de súplicas ha llegado a mí en interés de definir un poco más al prototipo y a una especificación personalizada de su lugar de residencia, pues también es cierto que en la definición puede, injustamente, colarse quienes no son objeto de la misma, al contrario pertenecen al mundo de la admiración y el reconocimiento, al margen de la soflama y la crítica debida.

El tema es complejo dado que conociendo su incapacidad para la asunción de juicio y la especial habilidad que han adquirido en el manejo de las herramientas de potrear, a uno, que pretende iluminar a la gente sencilla e inocente con el farol de Diógenes para que se protejan de sus ‘maestrías’, se le malicia que alguna ‘putadita’ aguarda el horizonte de mis intereses. Sin embargo creo sinceramente que la aventura vale la pena y que el fin es noble, pues trato de prevenir a otros para que la vela de sus precauciones le evite ser devorado por las fauces de sus maldades.

Creo necesario introducir una tremenda paradoja a la cual soy adicto para difundir y que es la clave del penúltimo artículo de Pepe Ladrón de Guevara, pues encierra en sí la pérdida generacional de valores que fueron propios de una izquierda histórica, asfixiada por el desharrapamiento, la herrumbre, la ausencia de valor ético y la irresponsabilidad, aspectos que son incoherentes con el fundamento propio de la mentalidad y valores progresistas. Y ello ha de estar presente en la escuela, en la universidad, en la familia, en el centro de trabajo y en el bar de tapas o en el concierto de los festivales internacionales a los que asisten estos personajes dado que son de ‘valvulina’ o lugar de encuentro para chaquetear a los que más mandan.

Es procedimiento común su origen o acceso al poder reducto a través de clanes, que en estos casos bien coinciden con agrupaciones familiares de hermanos, cuñados e hijos, bien como señalaba en mi artículo original, proceden de tribus locales que se han parapetado en defensa de sus intereses y que históricamente han causado multitud de problemas a la organización superior que los sustenta. Históricamente ha habido clanes que se han situado sobre las cabeceras comarcales o los puramente familiares más propios de la capital, en el que padres, madres, hermanos o cuñados, por oleadas, trincan a diestro y siniestro, en palmera, todos los sillones posibles para parapetarse tras la fuerza de la hermandad y perpetuarse ofreciendo el liderazgo a quien lo necesite.

Sin embargo lo que llama poderosamente la atención es que el líder que accede al poder en base a los clanes, otorga bula de actos a sus miembros, entre los que surge un ‘analpaleto’, que sin medida, por su osadía y descaro, ocasiona los males que constituyen aquí la paradoja señalada y por la que, el mismo, investido de poder, bien se sienta en un consejo de administración al que llega por los vericuetos de la política y no por sus méritos personales o profesionales y decide sobre los profesionales a pulso y sus funciones, bien pertenece a una comisión que decide sobre el proyecto presentado por otros que han dedicado, esfuerzo, tiempo y dinero. Allí los odiados las pagan todas juntas.

No están muy alejados. Incluso alguna institución de crédito tuvo ‘analpaletos’ en su cúpula directiva, cuya función esencial ha consistido en perseguir a sus colegas ideológicos o a desmontar del organigrama a cualquier titulado de las distintas escuelas oficiales de economía sin dejar ni uno sólo. La sensatez y la prudencia del nuevo equipo presidencial hizo, de forma obligada, lo que el banco emisor hubiese impedido en el pasado. En otros casos puede visualizarse su presencia en determinadas instituciones de fomento empresarial que a nivel provincial utiliza su cargo para descargar sus cuitas, poniendo trabas a proyectos de gran envergadura, incluso claves para nuestro desarrollo, en lugar de favorecer, ayudar, promover, fomentar y expandir tal cual es el contenido de su función. Es como el médico que se carga a sus enfermos, o el director de orquesta que se entretiene en desafinar los instrumentos o el ecologista que mete fuego a los bosques o el cura que se declara oficialmente ateo o el picoleto que trafica con droga o el piloto de Fórmula 1 que gusta utilizar la marcha atrás en sus competiciones. Sin embargo una vez detectada su presencia, si se mantiene y no se enmienda es dar consistencia al argumento de quienes esgrimen la causa de su intencionalidad.

Hay que saber distinguir a estos personajes de osadía inconmensurable, de aquellos otros que han sabido superar sus limitaciones y en base a esfuerzo y buen hacer han dejado un rastro de buenos recuerdos, eficacia, honestidad y ejemplo de que incluso ‘sin Salamanca’ se puede hacer una extraordinaria labor en beneficio de la sociedad que confía en ellos la gestión de sus cosas. La inteligencia y la sabiduría es consustancial al ser humano. Sólo los que están desprovistos de ella osan adscribirse a la hermandad que los identifica por sus retorcidas actuaciones que se entienden en clave de frustración, venganza y maldad. Quien manda debe ser más cuidadoso en los nombramientos ‘digitocráticos’ que permiten acceder a esta especie a los lugares que han de ser reservados a los mejores, pues los ciudadanos tienen el derecho a ser administrados con justicia, eficacia, transparencia y sobre todo bajo el innegable principio de la legalidad.

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